Las 630 personas rescatadas en el mar Mediterráneo el sábado, cuando intentaban llegar desde Libia a costas europeas, partieron ayer en tres embarcaciones hacia Valencia, España, después de que Italia y Malta se negaran a recibirlas. Los migrantes, que estaban hacinados en el barco Aquarius, de las organizaciones SOS Mediterranée y Médicos sin Fronteras, se repartieron entre esa embarcación y otras dos aportadas por Italia.

La decisión de las autoridades de ese país de no permitirle al Aquarius llegar a sus puertos fue criticada por la ministra de Justicia de España, Dolores Delgado, quien dijo que es posible que “acaben existiendo responsabilidades penales internacionales”, y por el presidente francés, Emmanuel Macron, que habló de “cinismo” e “irresponsabilidad”.