Con motivo de los 45 años del golpe de Estado de 1973, la Juventud Socialista del Uruguay organizó una charla denominada “Impunidades: pasado, presente y futuro”. El puntapié inicial lo dio Madelón Aguerre, del Servicio Paz y Justicia (Serpaj), quien subrayó que siempre que se reclama por los delitos cometidos por el terrorismo de Estado es preciso romper la barrera de frases como “ustedes siempre con lo mismo” o “eso ya pasó”. Comentó que eso surge incluso de personas que conocen los hechos, como un historiador que “en una conferencia importante” preguntó por qué se habla tanto de “pasado reciente”, cuando “cada vez es más pasado y menos reciente”. Aguerre sostuvo que la dictadura fue la época “más oscura que le tocó vivir a nuestro país” y que es un “pasado doliente porque no se resolvió bien”. Además, dijo que los delitos de lesa humanidad “nunca prescriben” porque “un calendario marca una cosa, y a una víctima le llevó diez años de su vida poder verbalizar lo que fue sobrevivir el peor destrato”.

“Hoy todo es Instagram, y lo que es, es porque la foto existió, pero ¿quién iba a tener una foto en un cuarto de dos por dos con un milico y una picana? El que pudo pasar eso, lo contó después; entonces, seamos empáticos en entender cómo se puede reconfigurar esa historia, y cómo tenemos la obligación moral de no permitir que el relato sea único u oficial”, opinó Aguerre. No obstante, aclaró que eso es difícil, porque incluso “a quienes nosotros elegimos para que nos representen a veces no les gusta hablar de esto, no quieren y no lo van a hacer”.

Mauro Conti, de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, subrayó que es importante “terminar con el cuento” de que los militares golpistas “aparecieron para reprimir a los tupamaros”, y recordó que este año se cumple medio siglo “de los primeros mártires estudiantiles”, que luchaban “por un mundo distinto” en un contexto del gobierno de Jorge Pacheco Areco, que “ya tenía un cariz sumamente autoritario”. “Cuando asumió Pacheco, lo primero que hizo fue clausurar varios diarios, entre ellos, el del Partido Socialista [El Sol]. El terrorismo de Estado no es sólo algo que sucedió; sigue sucediendo, y es parte de la historia de nuestras vidas. Quizá no vivimos la represión militar, pero sí nuestros familiares, que traen consigo toda esa historia”, alegó Conti, y agregó que los militares de la actualidad “siguen actuando” en violación de los derechos humanos, ya que “se dedicaron a espiar a cientos de compañeros y compañeras con total libertad”.

Fernanda Aguirre, de la secretaría de derechos humanos y políticas sociales del PIT-CNT, e integrante de su Secretariado Ejecutivo, también subrayó que el terrorismo de Estado empezó antes del 27 de junio de 1973, y ejemplificó con el hecho de que en 1968 “cayó el primer preso” de su familia. Destacó que quien tenía capacidad de resistir frente al “avasallamiento del capitalismo” era el movimiento sindical; ya la Convención Nacional de Trabajadores había definido la huelga general como respuesta a un golpe de Estado. Aguirre también dijo que le “duele profundamente” cuando se habla de establecer vínculos con Estados Unidos, porque se olvida que desde ese país “vinieron a enseñar cómo torturar y hacer las aberraciones más terribles”.

Luego la sindicalista se refirió a los militares que no fueron procesados por sus delitos. Dijo que “esos monstruos que construyeron el imperio y el terrorismo de Estado para hacer todos los horrores siguen en las calles”, y que eso “es una cuestión del presente”. Puso como ejemplo que en Canelones hay ex presas políticas que fueron violadas durante la dictadura y en la actualidad “se cruzan con sus abusadores en la mutualista”. Por último, Aguirre destacó algunas cifras de la dictadura. Sostuvo que de 1971 a 1985 el salario bajó 50%, dado que “todo este modelo del terror” tenía como objetivo “instaurar un modelo económico que fuera en contra de los intereses de los trabajadores”. “De 1973 a 1984 la deuda externa creció seis veces. Esa deuda hoy la pagamos todos, y por pagarla no les damos los rubros a la educación y la salud”.

Por último, volvió a tomar la palabra Madelón Aguerre, y señaló que hay que preocuparse por los militares que cometieron delitos de lesa humanidad y están libres. Además, subrayó que “nunca se puede disociar la historia”. “Mucha parte de la explicación de la violencia actual proviene de que hubo ejercicios de violencia que no se condenaron, y eso queda en la memoria de un pueblo. A veces nos dicen que queremos ‘la venganza’, pero no hay nada más lejano a la venganza que la justicia en la forma de reconocer a los responsables de los delitos”, sentenció.