Unos días antes de que comience un nuevo encuentro local de novela policial (www.semananegra.uy), el viernes, la célebre Semana Negra de Gijón entregó sus esperados premios: esta vez, el ganador del codiciado Dashiell Hammett 2018 fue el escritor vasco Juan Bas por su obra El refugio de los canallas, centrada en la violencia de la organización terrorista ETA, y protagonizada por miembros de comandos, familiares, políticos y figuras reconocibles de las fuerzas de seguridad del Estado. Así, Bas se sumó a una larga lista de autores distinguidos por el Hammett, entre los que se encuentra el uruguayo Daniel Chavarría, que lo recibió en 1992 por su obra Allá ellos, la novela en la que difuminó las fronteras entre el espionaje, el thriller y la ficción política, y antes lo habían obtenido varios escritores argentinos, entre los que se encuentran Ricardo Piglia, Guillermo Saccomanno y Leonardo Oyola.

Este año, el festival retomó esta tradición, y volvió a distinguir a dos argentinos: Horacio Convertini recibió el premio Celsius a la mejor novela de ciencia ficción y fantasía por el policial futurista Los que duermen en el polvo, y el multifacético y consagrado Miguel Angel Molfino se quedó con el Espartaco a la mejor novela histórica por Pampa del infierno. En el caso de Convertini, se trata de una historia distópica en la que decidió explorar las reacciones sociales derivadas del hambre: según adelantó al diario Página 12, se trata de una obra que habla de “la exclusión, del hambre y de un sistema que tiende a construir normalidades que se sostienen pese a que dejan afuera a un montón de gente”. Así, el escritor le dio forma a “los bichos”, como les llama a una serie de criaturas antropófagas que dominan todo el territorio argentino, y que son “víctimas de una epidemia” que las deja fuera del sistema, “que sigue funcionando con una lógica de ‘aquí no ha pasado nada’, detrás de un muro de la Patagonia. Una de las líneas argumentales de la novela cuenta el intento del gobierno de restituir la imagen simbólica perdida de Buenos Aires, y para eso manda una guarnición militar [...] que construye una especie de ciudadela fortificada en el barrio de Pompeya, que es mi barrio, donde nací y crecí. En el interior de esa ciudadela fortificada y rodeada de bichos lo que va a suceder es básicamente dos cosas: crímenes y conspiraciones”.

En el caso de Molfino (ganador de importantes premios, como el Violeta Negra al mejor policial de autor extranjero en Francia), su nuevo libro-western sigue las aventuras del cazarrecompensas Ken Parker en la búsqueda de los delincuentes prófugos Sundance Kidd y Butch Cassidy en la Patagonia. Sobre el proceso de Pampa del infierno, el chaqueño le dijo a Página 12 que el premio le resultó una buena cosecha después de haber estado varios años para concretar este proyecto que comenzó a escribir, de casualidad, en 2008, cuando estaba en Bariloche: “Fue allí donde, en un tacho de basura, encontré una nota de un diario del sur en la que se hablaba de un sheriff que había vivido en la Patagonia a principios del siglo XX. Conservo el recorte y el daguerrotipo del viejo hombre de la ley porque necesitaba un tipo experimentado que me acompañara durante el viaje de la novela. Siempre había deseado escribir un western y así lo hice. Lo terminé en 2016 y me costó editarlo: las editoriales opinan que los western no venden. Hasta que me encontré con un valiente: Iñigo Amonarriz, editor de Revólver [editorial digital de descarga libre]. El crimen no paga, el sudor, sí. Eso es el premio Espartaco: una maraña de laburo y suerte nos llevó a esto”.

Participación uruguaya

El único escritor uruguayo que participó de este encuentro fue Rafael Massa, autor de La estafa de la muerte (finalista del concurso Medellín Negro, en 2016) y la novela Todos mienten (primera entrega de una futura trilogía que recibió una mención de honor en los Premios Nacionales de Literatura 2015, y luego fue editada por Estuario), que presentó el martes en España, y con la que reconoció haberse “reconciliado” con la historia reciente uruguaya, luego de plantearse buscar “la verdad desde la ficción”. Massa planteó que esta obra, en la que coinciden la última dictadura militar y el comienzo de la guerrilla tupamara, lo acerca al policial en términos más amplios: “No es una novela oscura, más allá de los horrores que vivimos, y me parece que la ficción es una nueva forma de abordar la historia”, sostuvo.