El candidato de izquierda a la presidencia de México, Andrés Manuel López Obrador, anunció que festejaría su triunfo electoral en el Zócalo. Si bien anoche no se conocían los resultados oficiales, las encuestas a boca de urna le daban al líder del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) una amplia victoria en las elecciones de ayer.

Según los sondeos a boca de urna de El Financiero, El Heraldo y Televisa, López Obrador, candidato de la alianza Juntos Haremos Historia, obtuvo de 43% a 54% de los votos. El segundo en votos, el candidato del Partido Acción Nacional, Ricardo Anaya, alcanzaría de 21% a 27%, y el del Partido Revolucionario Institucional, Antonio Meade, de 18% a 26%, de acuerdo con estas encuestas. El cuarto candidato, el independiente Jaime Rodríguez Calderón, reuniría de 3% a 5%. Los resultados oficiales de la votación se conocerían recién en la madrugada o la mañana de hoy.

Sin embargo, las diferencias entre candidatos eran lo bastante amplias como para que el Partido Revolucionario Institucional reconociera ayer su derrota. Meade dijo que se tomará unos días para pensar acerca de su futuro político. Poco después, también Anaya admitió públicamente el triunfo de López Obrador: “La tendencia lo favorece; le deseo el mayor de los éxitos por el bien de México”.

Ya antes de conocerse los resultados, la candidatura de López Obrador a la presidencia de México reunía la atención de dirigentes políticos de diferentes países. Mientras el presidente de Bolivia, Evo Morales, llamó a México a mirar hacia el sur para hacer frente juntos a “las arremetidas del imperio”, el asesor de seguridad nacional de Donald Trump, John Bolton, dijo que si ganaba López Obrador su relación con el presidente estadounidense podría “producir resultados sorprendentes”.

Manuel López Obrador, ayer, antes de votar en las elecciones generales, en la Ciudad de México.

Manuel López Obrador, ayer, antes de votar en las elecciones generales, en la Ciudad de México.

Foto: Ronaldo Schemidt, AFP

La ex presidenta de Brasil Dilma Rousseff manifestó que un triunfo electoral del dirigente de izquierda mexicano sería “una victoria no sólo de México, sino de toda América Latina”. Con ella coincidió la ex mandataria argentina Cristina Fernández: “López Obrador es una esperanza no sólo para México, sino para toda la región”.

Según el sondeo a boca de urna de la consultora Mitofsky, la Ciudad de México será gobernada por primera vez por una mujer, Claudia Sheinbaum, de Morena, que obtendría entre 47% y 55% de los votos, mientras que su principal rival, Alejandra Barrales, del Partido de la Revolución Democrática (al que antes perteneció López Obrador), obtendría entre 27% y 33% de los votos.

Además, de acuerdo con esta encuesta, la coalición Juntos Haremos Historia (integrada por Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social) ganó en cuatro de los ocho estados en los que se elegía gobernador y en los que se presentaba por primera vez: Veracruz, Morelos, Chiapas y Tabasco. También elegían gobernadores Jalisco, Puebla, Guanajuato y Yucatán, pero la diferencia entre candidatos se encontraba dentro del margen de error de los sondeos.

Al tercer intento

López Obrador se postuló por primera vez a las elecciones presidenciales mexicanas en 2006. Su carrera política empezó en 1970, cuando se afilió al Partido Revolucionario Institucional –la organización política que tradicionalmente gobernó México y al que pertenece el actual presidente, Enrique Peña Nieto–, pero siempre en sus sectores más a la izquierda. Sus diferencias con este partido fueron tales que terminó por irse junto a otros dirigentes para conformar el Frente Democrático Nacional, que después se convertiría en el Partido de la Revolución Democrática. Con esta organización política se presentó en 1994 como candidato a la gobernación de Tabasco, elecciones en las que denunció que se cometió fraude electoral.

En un país en el que son habituales, las denuncias de irregularidades se repitieron en casi todas las elecciones en las que López Obrador participó. En las de 2006, se pudo ver una campaña en contra del candidato de izquierda con muchas similitudes con la que terminó la semana pasada: lo acusaban de ser un representante del gobierno de Venezuela y un impulsor de las peores políticas para México. Los resultados oficiales dieron ese año la victoria a Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional, con una ventaja de 0,6% de los votos sobre López Obrador, después de un escrutinio cuestionado, que comenzó con una ventaja para el candidato de izquierda y después revirtió esa tendencia. López Obrador no reconoció ese resultado.

Mexicanos zapotecas, votan en San Bartolomé Quianala, estado de Oaxaca.

Mexicanos zapotecas, votan en San Bartolomé Quianala, estado de Oaxaca.

Foto: Patricia Castellanos

En 2012, entre denuncias similares, López Obrador perdió por un margen de 6,5% como candidato del Movimiento Ciudadano, en este caso ante Peña Nieto. Estos resultados sí fueron reconocidos por López Obrador, que a lo largo de buena parte de este gobierno, que ahora termina, se enfocó en reclamar una discusión de la reforma energética impulsada por Peña Nieto y aprobada en 2013, que terminó con el monopolio estatal en la producción y distribución de hidrocarburos.

Así llegó López Obrador a su tercer intento de entrar a Los Pinos. Al igual que con otras propuestas, moderó su idea inicial de derogar totalmente la reforma energética, y anunció que va a revisar los contratos que se han firmado con empresas privadas para el desarrollo del sector, sobre los cuales ya han sido denunciadas irregularidades. Algo similar sucedió con la construcción del nuevo aeropuerto internacional de Ciudad de México, en manos de una empresa de Carlos Slim: primero prometió cancelarla, y a lo largo de la campaña, revisar la adjudicación de la obra.

Morena presenta como lineamientos del programa de gobierno diez puntos con objetivos generales. Allí se incluye una “mayor participación del pueblo en la toma de decisiones” mediante referendums e iniciativas populares, que “los recursos naturales y las industrias estratégicas” sean administrados por el Estado de forma tal que beneficien a todos los mexicanos, y la “democratización” del acceso a los medios de comunicación y las nuevas tecnologías. También dedica un punto al desarrollo de un “nuevo modelo económico” ante el “fracaso del modelo neoliberal”. Propone que el Estado promueva la actividad privada, pero también sea responsable de la gestión de las áreas estratégicas y la planificación del desarrollo. Con estas líneas políticas, López Obrador se comprometió en el cierre de su campaña electoral a liderar la cuarta transformación de México, tras la Independencia, la Reforma y la Revolución.