Durante el fin de semana, cientos de integrantes de la Defensa Civil Siria –grupo de rescate también conocido como “Cascos Blancos”, que opera en zonas controladas por la oposición siria– fueron evacuados por las fuerzas israelíes hacia Jordania. Los desplazados y sus familias tuvieron que atravesar los Altos de Golán, la meseta fronteriza ocupada por Israel desde 1967.

La evacuación recibió la condena del gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad, que la calificó de “operación criminal”, según dijo un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores citado por la agencia de noticias estatal SANA. “Siria ha advertido de los peligros [de los Cascos Blancos] por la seguridad y la estabilidad en el país”, agregó la fuente, “porque [esa organización] tiene una naturaleza terrorista”. El funcionario también afirmó que Israel “mintió” cuando dijo “que no tenía ninguna relación con la guerra en Siria”, porque su gobierno ha ayudado a “traficar con cientos de Cascos Blancos, en cooperación con Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Jordania y Canadá”.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, celebró lo que consideró un gesto humanitario y aseguró que su Ejército ayudó en la evacuación a petición del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y otros gobernantes aliados en el contexto del conflicto sirio. “Hace unos días el presidente Trump me contactó, al igual que hicieron el primer ministro [de Canadá, Justin] Trudeau y otros, y me pidieron ayuda para la evacuación de cientos de Cascos Blancos de Siria. Gente que ha salvado vidas y cuyas vidas estaban en peligro”, dijo Netanyahu el domingo en Twitter.

La Unión Europea (UE) también aplaudió lo que la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, calificó del “esfuerzo de Israel, Jordania y todos los que han contribuido al éxito de la operación”.

Por su parte, el gobierno jordano informó que 422 personas ingresaron a su territorio en las últimas horas y adelantó que el plan es reubicarlos en los próximos tres meses en Reino Unido, Alemania y Canadá, los únicos países que por el momento se han ofrecido a acogerlos.

“Se trata de ciudadanos sirios que estaban trabajando en la defensa civil en zonas controladas por la oposición que fueron bombardeadas por el Ejército sirio. La solicitud fue aprobada por razones exclusivamente humanitarias”, dijo Mohamen al Kayed, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores jordano. La medida es excepcional, ya que Jordania declaró “zona militar cerrada” la frontera con Siria después de haber abierto las puertas a más de 1,3 millones de sirios desplazados por el conflicto que empezó en 2011.