El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aterrizó anoche en un Reino Unido que, lejos de darle la bienvenida, lo recibió con un calendario de manifestaciones de rechazo en varios puntos del país. La principal protesta se prevé que reúna unas 60.000 personas hoy en Londres, bajo el lema “Marcha para frenar a Trump”.

También en la capital, sobre el puente de Vauxhall, Amnistía Internacional desplegó una pancarta en la que califica al mandatario estadounidense “pesadilla de los derechos humanos”. La directora de la organización en el país, Kate Allen, explicó que el objetivo es pedirle a la primera ministra británica, Theresa May, que “debata” con Trump sobre su “historial respecto de los derechos humanos”, que calificó como “vergonzoso”.

Para evitar más disturbios, la visita oficial fue organizada de tal manera que Trump se mantenga lo más alejado posible de Londres. Por eso, la reunión prevista para hoy con May tendrá lugar en su residencia de Chequers, y no en la sede del gobierno en Downing Street.

Se espera que el encuentro sirva, en especial, para que los dos líderes se pongan de acuerdo sobre cómo serán sus relaciones comerciales después de que Reino Unido abandone la Unión Europea, en marzo. Anoche, en una cena de gala a la que asistieron Trump, May y un grupo de empresarios, la primera ministra aseguró que el brexit ofrece a ambos países la oportunidad de cerrar un pacto “sin precedentes” para impulsar el empleo y crecimiento.

“Tener a Estados Unidos a nuestro lado fue, para mí, la mayor alegría”, dijo May, parafraseando al ex primer ministro Winston Churchill, en referencia al respaldo de Trump al brexit. Luego, insistió en que “el espíritu de amistad y cooperación” entre los dos países tiene una “larga y orgullosa historia”.

Antes de viajar a Reino Unido, Trump opinó desde la cumbre de la OTAN en Bruselas que “no sabía” si el gobierno británico estaba siguiendo el camino elegido por quienes votaron a favor del brexit en el referéndum de 2016, porque pareciera que “están tomando una ruta un poco diferente”. Se espera que, en la reunión de hoy, el mandatario disipe sus dudas.

Luego de ese mano a mano, la reina Isabel lo recibirá para tomar el té en el castillo de Windsor, al sur de Londres, para evitar así el traslado al céntrico palacio de Buckingham. El lunes, Trump viajará a Helsinki, donde se reunirá con el presidente ruso, Vladimir Putin, en otro encuentro crucial para Washington en materia de política exterior.