“Con una Venezuela que se está viniendo abajo y que amenaza a la seguridad regional, ¿por qué no podemos simplemente invadir este país tan problemático?”, se preguntó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una reunión que mantuvo en agosto del año pasado con el entonces secretario de Estado, Rex Tillerson, y el entonces consejero de Seguridad Nacional, Herbert Raymond McMaster, entre otros miembros de su gabinete. Todos le desaconsejaron esa opción, especialmente porque no contaría con el apoyo de los países latinoamericanos, cuyos mandatarios ya descartaron la vía militar para Venezuela en más de una ocasión.

La información sobre esa reunión fue revelada el miércoles por medios estadounidenses que citaron como fuente a un alto funcionario de la Casa Blanca que quiso permanecer en el anonimato. Según la fuente, el presidente estadounidense defendió la opción militar alegando que en el pasado hubo “casos exitosos” parecidos en la región, como las invasiones en la isla de Granada, en 1983, y en Panamá, en 1989. El alto funcionario aclaró, de todas formas, que la operación “nunca fue una opción inminente” y aseguró que, finalmente, el equipo del mandatario se decantó por aplicar sanciones contra el gobierno de Nicolás Maduro.

En esos días, Maduro se enfrentaba a una ola de protestas convocadas por una oposición que se manifestaba contra la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), que se había apoderado de las funciones del Parlamento. Durante meses, decenas de manifestantes murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y otros tantos fueron detenidos.

Un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca negó ayer que el gobierno de Trump llegara al punto de planear una invasión a Venezuela, pero reconoció –en declaraciones a la agencia de noticias Efe– que la opción militar siempre está sobre la mesa como una posible herramienta para “ayudar al pueblo” venezolano a “recuperar la democracia, la estabilidad y la prosperidad”. A su vez, calificó de “sensacionalistas” algunas informaciones publicadas en los medios porque llegan muchos “meses después” del episodio y “se centran sólo en una de las opciones” que ha considerado Estados Unidos.

Las palabras del vocero no calmaron a Maduro, quien enseguida manifestó su repudio a la “propuesta” de Trump y aseguró que una “intervención militar del imperio estadounidense jamás será una solución para los problemas de Venezuela”. El gobernante venezolano también pidió a la Fuerza Armada de su país no “bajar la guardia ni un segundo” porque, dijo, tiene la “responsabilidad” de defender el “derecho a la paz” del pueblo venezolano.

Mucho más duro fue su hijo y miembro de la ANC, Nicolás Maduro Guerra, quien advirtió a Trump, ante la prensa venezolana, que “si se diera el supuesto negado de mancillarse el suelo patrio, los fusiles llegarían a Nueva York” y “tomarían la Casa Blanca”. Agregó: “Hasta Vietnam se quedaría pequeño”.

Por su parte, el titular de la ANC, Diosdado Cabello, adelantó que solicitaría la apertura de una investigación a “los traidores de la patria” que, aseguró, han pedido “abiertamente” una invasión al país. También dijo que, de ser necesario, la asamblea aprobará leyes para castigar a esos “enemigos”. En su opinión, es en estas personas que se basó el plan de invasión de Trump.

Luego agregó, a modo de advertencia: “Somos un pueblo humilde y pequeño, pero tenemos una gran dignidad [...] Es probable que [los estadounidenses] entren a Venezuela, lo que no estamos seguro es cómo van a salir. Ni ustedes estarán seguros de cómo van a salir”.