El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a cuestionar a sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) por el aporte económico desigual que, en su opinión, se traduce en que el gasto militar de la alianza esté financiado mayoritariamente por su país. “Son morosos, en lo que a mí respecta, porque Estados Unidos ha tenido que pagar por ellos”, dijo Trump durante un desayuno con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, previo a la cumbre de líderes de la alianza que empezó ayer y se extenderá hasta la tarde de hoy en Bruselas.

El gobernante insistió, además, en que ninguno destina 2% de su Producto Interno Bruto (PIB) al gasto en defensa, tal como se comprometieron en la cumbre de Gales de 2014. Ese pacto daba un plazo de una década, pero Trump quiere que se cumpla cuanto antes. “Muchos países no están pagando lo que deberían y, francamente, varios nos deben una tremenda cantidad de dinero de muchos años atrás”, afirmó el mandatario.

Ya en la cumbre, Trump redobló –literalmente– la apuesta y propuso a los aliados que eleven el gasto militar hasta 4% de sus respectivos PIB, según manifestó a la agencia de noticias Efe la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders. Sin embargo, según los datos oficiales de la alianza, sólo ocho de los 29 miembros cumplirán este año con el objetivo del 2% y se prevé que para 2024 la cifra se eleve sólo a 15 miembros.

Después de finalizada la primera jornada de la cumbre, Stoltenberg reconoció que la financiación del organismo no es equitativa. “Estamos todos de acuerdo en que hoy por hoy no tenemos un reparto justo de la financiación. También estamos de acuerdo en que necesitamos más fondos en los presupuestos de defensa nacionales, capacidades más modernas y más contribuciones a las misiones y operaciones”, dijo el secretario general en una conferencia de prensa, antes de agregar: “La buena noticia es que estamos progresando”.

Limar asperezas

Una vez que termine la cumbre en Bruselas, Trump seguirá de viaje hacia el norte del continente para mantener dos encuentros clave. El primero comenzará hoy mismo, cuando el presidente aterrice en Londres, donde tiene previsto reunirse con la primera ministra británica, Theresa May, y la reina Isabel.

De acuerdo con la agenda oficial de la visita, divulgada por el embajador de Estados Unidos en Londres, Woody Johnson, May intentará negociar un acuerdo comercial con Trump, en un intento de buscar aliados para cuando se materialice el brexit. La visita del estadounidense coincide con una semana complicada para su par británica, horas después de que dos de sus ministros dimitieran por disentir con ella en sus planes de comercio con la Unión Europea una vez se produzca el divorcio, previsto para marzo de 2019.

El calendario oficial indica que la reunión entre el presidente estadounidense y la reina Isabel tendrá lugar mañana, en el castillo Windsor. Miles de funcionarios policiales serán desplegados en la capital británica durante la visita de Trump, que finalizará el domingo, ya que hay varias manifestaciones convocadas, y no precisamente para darle la bienvenida.

Una vez finalizados sus compromisos en Reino Unido, Trump viajará a Helsinki, la capital de Finlandia, para reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en un encuentro que podría limar las asperezas de una relación que no está en su mejor momento. Por ahora, ni Washington ni Moscú dieron pistas sobre el contenido del encuentro, aunque se espera que uno de los temas centrales sea la intromisión rusa en la campaña electoral de Estados Unidos en 2016. Es probable, además, que los dos gobernantes dialoguen sobre la guerra en Siria, la crisis en Ucrania y el control armamentístico del gobierno norcoreano. A pesar de la expectativa que genera el encuentro bilateral, los expertos no creen que se tomen allí grandes resoluciones.

Mientras Trump mantiene esos encuentros en Europa, su secretario de Estado, Mike Pompeo, visitará por tercera vez Corea del Norte.