Los zimbabuenses votaron ayer en unas elecciones en las que, por primera vez, no estaba el nombre de Robert Mugabe entre los candidatos a la presidencia. La ausencia de Mugabe, que gobernó el país durante 37 años, marcó esta elección en distintos aspectos: la televisión y las radios públicas informaron por primera vez sobre la campaña de la oposición, se aceptó el despliegue de misiones observadoras de la Unión Europea y Estados Unidos, y la Comisión Electoral anunció varias medidas para combatir la presencia de “votantes fantasma”.

Dos candidatos llegaron como favoritos a la votación de ayer. Uno de ellos es el actual presidente, Emmerson Mnangagwa, señalado como el responsable político de la salida de Mugabe del poder en noviembre. En ese entonces, el gobernante quería impulsar la candidatura presidencial de su esposa, Grace Mugabe, lo que causó una división en la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico.

Una de las corrientes internas, integrada entre otros por Mnangagwa, se oponía a la eventual candidatura de la primera dama. Mugabe fue acusado de dirigir una “purga” contra esa corriente en la interna del partido, que incluyó, entre otras cosas, la destitución de Mnangagwa de sus cargos en la organización política y en el gobierno.

Poco después, el gobernante fue desplazado del poder por las fuerzas militares, y el Congreso eligió a Mnangagwa como el presidente interino hasta las elecciones de ayer. Desde ese entonces Mugabe permanecía en su casa, prácticamente aislado, una situación que mantuvo hasta ayer, cuando rompió su silencio para anunciar que votaría por la oposición y que las elecciones no serían libres porque las organizaba un “gobierno militar”. Ante estas declaraciones, Mnangagwa afirmó que los comicios eran transparentes, que el país tiene “un espacio democrático que nunca antes ha experimentado” y que todos tienen derecho “a expresar sus visiones, negativas o positivas”.

La oposición estuvo representada por el abogado y predicador Nelson Chamisa, de 40 años, que buscaba convertirse en el mandatario más joven de Zimbabue. Chamisa es diputado del Movimiento por el Cambio Democrático, el principal partido de la oposición. Este movimiento tuvo su propia pugna interna que terminó, en febrero, con el anuncio de que él sería el candidato presidencial.

Según encuestas y analistas, Mnangagwa cuenta con una pequeña ventaja sobre Chamisa pero no tiene garantizada la victoria. Si ninguno de los candidatos supera 50% de los votos, se celebrará una segunda vuelta el 8 de setiembre. Anoche todavía no se conocían los resultados oficiales.