Ya hace bastante tiempo que la edición de la música parece oscilar entre dos formatos extremos y bien diferentes: el digital, en múltiples plataformas online, y el viejo, querido, negro y redondo vinilo. Claro está, estos formatos no sólo reciben a la música nueva, sino también a la de siempre. A nivel mundial, las reediciones de discos en vinilo de álbumes legendarios –y no tanto– de cualquier género están a la orden del día. Hasta hay música de videojuegos, como la del clásico Doom (1993), editada en ese formato – generándose así cierta contradicción tecnológica–. De todas maneras, en nuestro país, humilde y de mercado más chico que un alfiler, los vinilos se van editando a cuentagotas –las ediciones locales no pasan de los 500 ejemplares y cada sello edita un par de títulos por año, si es que edita–, no sin razón, dado que es un formato para unos pocos melómanos fetichistas. Por eso, lo que urge en los tiempos que corren para ser escuchado por todo el mundo es Spotify. Si usted es músico y no aparece allí, es casi como si no existiera.

Por eso es más que bienvenido que de a poco esa plataforma digital se vaya copando de música uruguaya indispensable. Hace pocas semanas aparecieron, por fin, los 13 volúmenes que se editaron hasta ahora de la obra completa de Jaime Roos, que sólo estaban disponibles en CD –la subida a la plataforma digital demoró considerablemente, dado que los primeros cinco discos aparecieron en las bateas a fines de 2015–. Esta gran camada abarca desde el primer álbum de Roos, Candombe del 31 (1977) hasta Selladas Uno (2016), un recopilatorio de canciones que no fueron lanzadas en ninguno de los primeros 12 volúmenes, y que contiene hits de todas las horas –“Brindis por Pierrot”, “Cuando juega Uruguay” y “El grito del canilla”–, pero también rarezas, como otras mezclas realizadas en Buenos Aires de “Esta noche” y “Mío”, y una versión alternativa de “Tal vez Cheché”, con un curioso parlamento de Roos al inicio, que vaya a saber de dónde salió: “A Mick Jagger no lo entiende nadie, loco. Ni los ingleses”.

Imaginate

“Cuando se termine de subir a Spotify la totalidad de mis discos, me subo también yo”, escribió Leo Maslíah en su cuenta de Facebook. El músico todavía no se subió porque lo siguen haciendo sus discos. En este momento hay casi 30 álbumes de su extensa discografía. El más nuevo es 40 años (en vivo), de 2018, que se grabó en el teatro Solís en mayo de 2017, cuando Maslíah dio un concierto para celebrar sus cuatro décadas en la música. En ese repaso no faltan clásicos como “Agua podrida” ni más recientes como “Panamá Péipers”.

Pero sin duda que lo más destacado son sus primeros discos, para que los descubra quien todavía no pudo hacerlo, sobre todo su álbum debut, el genial Cansiones barias (1980), que nunca fue editado en CD y no abunda en internet ni siquiera en forma pirata –el propio músico lo subió hace un tiempo a su canal de Youtube–. En ese disco hay temas inmortales, como “El ómnibus”, y algunos que están más vivos que nunca, como “Imaginate m’hijo”, tremenda forma de abrir un álbum debut. Es una canción un tanto oscura, con un arpegio insistente de guitarra acústica que genera una tensión ideal para lo que canta Maslíah: “Cuando admires bolsillos ajenos, / cuando te sientas menos, /cuando abusen de ti un día, / cuando te estén utilizando, / cuando un día llegues a entusiasmarte, / cuando estés por casarte, /cuando en alguna casa de citas te reventés la guita, / imaginate, m’hijo, imaginate”. En Cansiones barias también está “Todo así”, un gran ejemplo del humor de Maslíah y de la música al servicio del chiste. “Tu vida es así, / toda igual, toda así. / Por eso la canto así, / toda igual, así”, entona el músico sobre una repetitiva y oscura base de piano, para luego cambiarla drásticamente, hacerla variable y alegre, y cantar: “Si yo la cantara así, / quedaría dorada, plateada / o rosada, celeste y azul, / quedaría de muchos colores, / demasiados para lo que es”.

El Peyote Asesino está acá

Otra de las viejas novedades en Spotify es Terraja, el segundo y último disco de El Peyote Asesino, grabado en Los Ángeles con la producción de Gustavo Santaolalla. Fernando Santullo, vocalista del grupo, contó, también en su cuenta de Facebook, que al poco tiempo que se editó el disco, en 1998, el grupo se disolvió, entonces, cuando la primera tirada del CD se agotó, fue necesario esperar hasta la reunión del grupo, en 2009, para que saliera una nueva partida, que también se agotó. Así las cosas, al celebrar las dos décadas del lanzamiento, desde la semana pasada está disponible oficialmente en Spotify. En Terraja el grupo terminó de construir su sonido de hip hop con rock, con grandes canciones que cualquiera debe recordar, como “Mal de la cabeza”, “Cable pelado”, “Cama biónica” y, por supuesto, “La concha”.