Los docentes del liceo 18 agremiados en la Asociación de Docentes de Enseñanza Secundaria (ADES) ocuparon el jueves la institución, ubicada en el Prado montevideano, en rechazo a la aplicación de las pruebas PISA, que estaban previstas para ayer. Según explicaron en un comunicado el miércoles, se oponen a las pruebas porque estas no evalúan los rendimientos del sistema educativo uruguayo “atendiendo a los objetivos de sus planes y programas de estudio”, y en cambio “parten acríticamente de un currículum estandarizado a nivel internacional”. La ocupación impidió que se aplique la prueba en ese liceo, de un total de 189 liceos públicos donde se tiene que concretar. Antes de levantar la ocupación los docentes se reunieron y resolvieron mantenerse “en asamblea permanente y en alerta, ante la posibilidad de que se intente aplicar en otra fecha, no descartando la posibilidad de tomar nuevas medidas de lucha”.

Ana Olivera, la directora general del Consejo de Educación Secundaria (CES), contó que a los consejeros les sorprendió la ocupación, porque se venía trabajando desde marzo –con la dirección del liceo, con el equipo docente y con el grupo coordinador de PISA Uruguay– en conocer las dimensiones de la evaluación, cómo se haría la aplicación, quiénes la aplicaban y cómo se convocaba a los padres para enterarlos de la prueba. “Estaba más que hablado; el colectivo estaba contento, había una directora pujante, los chicos estaban citados”, aseguró. En función de la medida del núcleo sindical del liceo, la próxima semana se evaluará “el clima institucional” en el centro educativo, en conjunto con la inspectora, y “si estuvieran dadas las condiciones” se volvería a planificar la prueba: “No vamos a abandonar al liceo 18”, manifestó Olivera. La directora comentó que la evaluación ya se aplicó en casi 160 liceos, y que todavía hay tiempo suficiente para poder cubrir los que faltan. Acotó, además, que al elaborar la muestra, cada liceo tiene un sustituto, por si se evalúa que no están dadas las condiciones para tomarla en ese en particular.

Para la jerarca, “negarse a la evaluación es negarse también a tener otras miradas, que por supuesto no son determinantes, pero que sí coadyuvan a tomar decisiones importantes”. Aseguró que en la educación se debe “instalar la cultura de la evaluación con naturalidad; no tiene que ser un momento de tensión, crítico, en el que el chico se sienta expuesto y mirado; tiene que ser algo natural, como nuestro quehacer diario”. Según Olivera, la medida adoptada por el gremio no colabora: “Esta tensión que se genera alrededor del tema no ayuda para nada”, afirmó.

Olivera señaló que las pruebas PISA no buscan evaluar en función del “contenido programático de un país”, sino que definen “dominios de conocimiento y toman algunas áreas, como ciencias naturales, lengua y matemática como núcleo”. Mencionó que este año el énfasis es en lectura, “en sus distintos niveles: cómo discriminan información de opinión, triangular información, inferir, también como leer tablas, gráficos, comparar, diferenciar una conjetura de una demostración; son ese tipo de competencias que ponen en situación a los 80 países sobre lo que un chico de 15 años puede hacer”. “El tema son los resultados, que son a través de un ranking”, reconoció, pero opinó que esos datos “están cada vez más triangulados con dimensiones como el contexto, con cuestionarios al director, con preguntas a los jóvenes sobre cómo es el clima de trabajo en el liceo”, por lo que Olivera afirmó que “no se pretende evaluar el desempeño de los docentes”. “La cuestión es qué hace uno con esos resultados y cómo los trabaja”, aseguró.