En un artículo publicado en el diario británico The Observer, el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, criticó al gobierno de la primera ministra Theresa May por la forma en que lleva adelante las negociaciones con la Unión Europea (UE) para la salida de Reino Unido del bloque. A seis meses de que se concrete el brexit, las partes no han llegado todavía a un acuerdo que establezca cómo serán las relaciones entre ambas después de marzo.

Khan opina que, en este escenario, Reino Unido tiene por delante sólo dos opciones: un “mal acuerdo” o “ningún acuerdo”. En esta situación, que calificó de “caótica” y “sin salida”, el alcalde consideró que es necesario volver a consultar a la población sobre los pasos a dar, adoptando una postura que, según dijo, nunca imaginó que defendería. Hace falta “un voto de la población sobre cualquier acuerdo del brexit alcanzado por el gobierno, o una votación en caso de que no haya acuerdo, junto con la opción de permanecer en la UE”, escribió Khan. “No creo que Theresa May tenga el mandato para jugar de manera tan flagrante con la economía británica y el sustento de vida de las personas”, agregó.

En una entrevista posterior publicada por la BBC, Khan aclaró que no propone repetir el referéndum de 2016, para que los votantes se manifiesten a favor o en contra del brexit, sino permitir que los británicos decidan si quieren salir de la UE con el acuerdo que se alcance, o incluso sin acuerdo, o permanecer en el bloque.

Al asumir esta nueva postura, Khan, que es opositor, no sólo toma distancia del gobierno sino también de su propio Partido Laborista. La posición de esa organización política ha sido la de respetar el resultado del referéndum de junio de 2016, que dictaminó la salida de Reino Unido de la UE, pero dejar abiertas todas las posibilidades si el eventual acuerdo no es aprobado por el Parlamento.

Las primeras críticas a Khan surgieron desde el gobierno. El ministro de Medio Ambiente, Michael Gove, dijo que lo que está haciendo es promover el “caos” y que se trata de “un error”.

Las negociaciones sobre el brexit y las relaciones posteriores están trancadas desde hace meses. Las partes habían fijado octubre como plazo para llegar a un acuerdo que regule las relaciones posteriores entre Reino Unido y la UE, y el negociador de la UE para este tema, Michel Barnier, dijo que podría firmarse en seis u ocho semanas. Sin embargo, las expectativas de que esto ocurra son muy pocas.

Las demoras se deben en gran parte a una nueva división dentro del gobernante Partido Conservador entre quienes respaldan a May y los que defienden que el ex canciller Boris Johnson sea quien asuma el liderazgo de la organización política y del gobierno.

Johnson dejó el Ejecutivo en julio, con una dura carta en la que criticó a May al considerarla responsable de que el “sueño” del brexit estuviera “muriendo”. Junto a Johnson, dejaron el Ejecutivo varios de los conservadores que defendían un brexit duro, especialmente en términos de fronteras y comercio, ya que consideraron que el acuerdo propuesto por May era benevolente con la UE. La iniciativa de May incluye, entre otras cosas, un área de libre comercio para bienes que dejaría abierta la frontera irlandesa.

En los últimos días, estos sectores disidentes del gobierno y euroescépticos han mantenido reuniones, según los medios británicos, para buscar una estrategia para desplazar a May del liderazgo e impulsar un brexit más duro.