Cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, nominó en julio a Brett Kavanaugh para ocupar la vacante en la Corte Suprema de Justicia, lo más comentado era que su presencia inclinaría la balanza hacia la derecha más conservadora. Nadie imaginaba que una acusación de abuso sexual iba a complicar los planes.

Unos días después de que se hizo pública la nominación, Christine Blasey Ford envió una carta a la oposición demócrata en la que relataba que Kavanaugh intentó violarla hace 36 años, y pedía el anonimato. Los demócratas reenviaron la carta al FBI al considerarla relevante. En los últimos días, empezó a circular el rumor sobre la denuncia de abuso y el domingo Ford decidió revelar su identidad.

En una entrevista concedida al diario The Washington Post, contó las circunstancias en las que Kavanaugh intentó abusar sexualmente de ella en 1982, cuando los dos eran compañeros de liceo. Ella tenía 15 años y él 17. Ford dijo que estaban en una fiesta en una casa y que, cuando en un momento subió al piso de arriba para utilizar el baño, el actual juez y un amigo la empujaron hacia adentro de una habitación. Allí, relató Ford, un Kavanaugh visiblemente “borracho” la “manoseó”, “frotó” su cuerpo con el de ella y “torpemente” trató de sacarle la ropa. Ante la situación, ella empezó a gritar y él le tapó la boca. “Pensé que me iba a matar involuntariamente”, precisó.

La semana pasada, cuando se conoció la denuncia, Kavanaugh negó “categórica e inequívocamente” la acusación. Ayer, luego de que se hiciera público el relato de Ford, volvió a defender su inocencia, aunque se mostró abierto a dar explicaciones ante el Comité Judicial del Senado.

La abogada de la denunciante había adelantado unas horas antes que Ford también está dispuesta a testificar para que se escuche la “historia completa”. A la vez, insistió en que “si no fuera por la severa intoxicación [alcohólica] de Brett Kavanaugh, ella hubiera sido violada”.

Por su parte, Trump dijo ayer a periodistas que antes de tomar cualquier decisión quiere escuchar la versión de todas las partes. Por eso, dijo que no descartaba que hubiera un “pequeño retraso” en el proceso de confirmación de Kavanaugh en el Senado. También recalcó que no está entre sus planes retirar su nominación a la Corte Suprema y criticó a la oposición demócrata por haber informado del caso tan tarde. Sobre Kavanaugh, dijo que era “una persona muy especial” que no tiene “ni una pequeña mancha en su expediente”.

En una línea similar, la consejera de la Casa Blanca, Kellyanne Conway, defendió la “integridad” de Kavanaugh a la vez que insistió en la necesidad de que Ford cuente su versión en el Senado. “Esta mujer no debería ser insultada y no debería ser ignorada”, aseveró.