Si creían que el carnaval uruguayo era largo, prepárense, porque la próxima edición comienza el viernes a las 22.00, cuando TNU, TV Ciudad y Vera+ emitan el episodio de estreno de Todos detrás de Momo, una serie policial ambientada en nuestra principal fiesta popular. La creación de Adrián Garza Biniez, Pablo Stoll y Carlos Tanco ganó en 2017 la primera edición de SeriesUY, un fondo para el desarrollo de la ficción en la televisión pública. Sin embargo, ellos venían corriendo a Momo desde muchos años antes.

La matinée

“Fue una idea que quedó trancada en el tiempo”, contó Stoll a la diaria. “En 2010 nos juntamos un par de veces con el Garza, después con Carlitos, y no seguimos porque no teníamos muchas posibilidades. Charlamos, ellos dos se pusieron a escribir unas escenas que no íbamos a poder hacer nunca en la vida, y quedó por esa”, agregó.

Al enterarse de la convocatoria de SeriesUY, el director de 3 (2012) recordó aquel proyecto y volvieron a juntarse. “Sabíamos que era poca plata, que era poco tiempo, que iba a ser muy difícil hacer los diez capítulos. Teníamos eso medio escrito y nos juntamos pensando que era más de lo que realmente teníamos, pero lo seguimos. Llamamos a Juanjo [el productor Juan José López], que ya había hecho un par de series y tenía más claro cómo se podía producir, y ahí empezamos a laburar”.

“Trabajamos desde noviembre hasta marzo escribiendo y armando la presentación del proyecto. Armando los presupuestos y pensando cómo hacerlo, cuál sería el perfil de los personajes, todo lo que pedía el fondo. Falló en marzo y nos enteramos que ganamos”, recordó.

Metele que son pasteles

Tanco se encargó de aportar parte de su enorme colección de anécdotas, además de escribir las partes cantadas por la murga, que fueron bien recibidas por los extras “reales” que escucharon a la ficticia La Emboscada. El trabajo de campo les tocó a los otros dos. Stoll destacó lo arduo que fue.

“Fue mucho más difícil que hacer una película. En minutos, son como cuatro películas y media, y lo filmamos en el mismo tiempo que yo filmé mi última película, y con el presupuesto de una película más chica que una que lleve ocho semanas de rodaje”, explicó. Sin embargo, “que los personajes tuvieran historias paralelas nos dio la posibilidad de filmar en dos unidades. Entonces, si bien doblás la cantidad de gente, recortás la cantidad de tiempo”.

También hubo un atajo de producción en materia de locaciones. “Usamos algunas como si fueran muchas. Mirando para allá, para allá, para allá, eran distintos lugares. Conseguimos un piso entero de [la sede del Instituto Uruguayo de Meteorología] Inumet para nosotros y después usamos otros lugares del edificio, que son siempre la comisaría y el mundo estatal. Fue como filmar en un estudio. Pasó que hubo días en que yo filmaba en un piso y el Garza en otro. Estábamos a un piso de distancia, con actores que iban y venían. Era todo bastante delirante”.

Ambos contaron cómo crecieron como directores después de esta experiencia. “Llegabas a un lugar y no tenías idea de cómo ibas a filmar, porque no habías estado antes, no lo habías visto. La puesta la habías pensado un poquito hacía dos meses, pero después urgían otras cosas. Eso fue un gran aprendizaje”, resumió Biniez.

Su colega destacó las diferencias en el trabajo con los actores. “Si bien ensayamos y tuvimos un período largo de casting, gran parte del peso de la dirección de actores recayó sobre ellos mismos, que entendieron rápido el asunto. Fue más importante el casting que la dirección en el lugar, porque no teníamos muchas posibilidades”, contó.

“Nos corría el tiempo, no teníamos mucha gente en los equipos, no teníamos plata para conseguir más, entonces como aprendizaje fue increíble. Pero también fue un aprendizaje para SeriesUY. Ellos tenían una idea muy teórica de cómo iba a ser la cosa, y una producción audiovisual es una cosa viva que va cambiando con el tiempo”, explicó Stoll.

En esta necesidad de cortar caminos, fue importante el trabajo del locacionista Germán Ormaechea: “Haciendo lo que él llama ‘el mormón’, que es ir, tocar timbre y decir ‘señora, estamos haciendo una serie’, consiguió unas locaciones increíbles, a veces de un día para el otro. Tuvimos suerte de tener un equipo muy afiatado en ese plan guerrillero”.

“También nos dimos algunos lujos”, aclara Biniez. “Teníamos días de pocos extras, pero había otros en los que participaban 2.000, 3.000 personas”. La serie incluye escenas en tablados y en el mismísimo Teatro de Verano, filmadas durante el pasado carnaval.

¿Qué es una murga, mamá?

Biniez, que nació en Buenos Aires, tenía una visión “romántica” de la fiesta de Momo. “Soy el típico argentino al que le vendieron el paquete: Jaime Roos, la murga y la rambla. Cuando me vine a vivir acá creía que a todos los uruguayos les gustaba la murga. Después me di cuenta de que, aunque es hiperpopular, no a todo el mundo le gusta”. “Hay una cosa de acercamiento romántico que puede tener alguien de acá y que yo no tengo, pero siempre me fascinó. Y cuando escucho una murga se me pone la piel de gallina”, contó.

La visión de Stoll cambió después de filmar la serie. “Yo tenía un montón de prejuicios, que en algunos casos se hicieron juicios. Pero me conecté con la murga desde su sonoridad y desde esa cosa emocionante de ver a un montón de tipos cantando con tres instrumentos, y cantando bien, contentos y copados, transmitiendo algo que de repente no sentís tanto en el tablado o en el Teatro de Verano, pero cuando filmás a los tipos al lado tuyo está bueno. Me di cuenta de que me gusta. Hay un montón de cosas del carnaval que no me interesan demasiado, como esa cosa deportiva, pero sí el canto y el entusiasmo por salir”.

“El día que filmamos en el Teatro de Verano, fuimos con nuestra murga y estuvimos detrás del escenario mientras se preparaban. La adrenalina de ese momento... Hay gente que vive eso dos veces por año y trabaja para llegar ahí, y es un subidón adrenalínico que nunca más quiero vivir en la vida, pero es alucinante. Fue un momento espectacular”, recordó el director.

La escuelita del crimen

No hay que olvidarse de la otra pata de la serie, ya que los protagonistas son dos policías, Néstor (Néstor Guzzini) y Gabi (Gabriela Freire). Él encuentra la oportunidad de salir de la rutina y, al mismo tiempo, cumplir el sueño de salir en una murga, como parte de la tarea de investigar a un mafioso de barrio que maneja uno de estos conjuntos.

“Estaba la trama policial, pero la idea no era hacer un procedural [serie en la que el foco está en cómo se resuelven los crímenes]. Entre trama y personajes, pusimos el énfasis en los personajes, en las cosas que les pasan y en la gracia que nos hacía el mundo de la murga. No quisimos que la trama se morfara la otra parte”, explicó Stoll, y Biniez agregó: “Tenemos los personajes, tenemos la historia, y en cada episodio jugamos con lo que queremos”.

Años antes de SeriesUY, Stoll le había enviado el proyecto a una amiga brasileña que trabaja en una productora de televisión, pero a ella le había parecido muy localista. Para él, eso no representaba un problema, sino todo lo contrario. “Eso de jugar con la mitología de una cosa popular que sucede en un lugar es algo que estamos acostumbrados a ver de otros lugares, como las series de narcos, de gangstas o de italoamericanos. Está bueno eso, puede llegar a potenciar la serie para otro público. De hecho, el uruguayo tiene el verosímil de la murga muy metido, y la ficción construye su propio verosímil. Si estás buscando los detalles de cómo funciona el carnaval en Uruguay, no los vas a encontrar. Tampoco los de la Policía uruguaya”.

A contramano

Nuestra televisión tiene más ficción turca que uruguaya. “Falta que entre plata fuerte de algún lado –ya sea de afuera, del Estado o de los privados– y que se apueste a esto, que está bueno”, reflexionó Stoll. “Ya está probado que hay una masa crítica de gente que lo puede hacer. El paso que les falta dar a los canales privados es decir ‘vamos a programar todas las semanas una ficción uruguaya’, así como todas las semanas se programa MasterChef. Yo estoy seguro de que funciona y de que les va a dar la misma cantidad de plata que MasterChef. Solamente hay que invertir más”. Biniez agregó: “Y van a poder venderlo afuera”.

Su compañero retomó la idea: “Si esto se vende afuera, va a ser una cosa. Si no se vende, va a ser otra. Si la próxima producción de SeriesUY se vende afuera, va a ser una cosa. Es un tema de ir probando y viendo. Nuestras películas siempre se financiaron con más guita de afuera que de adentro. Si eso pasara, estaría buenísimo”.

A redoblar

Si bien todavía no se emitió el primero de los diez episodios, se imponía preguntar sobre la posibilidad de una segunda temporada. “De haberlo pensado, hubiésemos abierto más juegos de narración. No lo pensamos porque no daba”, dijo Biniez. Stoll, en cambio, afirmó que la posibilidad existe. “Yo haría como ahora, que está de moda, una precuela en los años 30”.

¿Y un spin-off protagonizado por los periodistas radiales interpretados de manera brillante por Martín Otheguy y quien escribe estas líneas? “Puede ser”. Hay esperanzas.