“No sorprende”, dijo ayer el presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Mario Bergara, sobre la situación económica-financiera que vive Argentina. Según el economista, el acuerdo del gobierno vecino con el Fondo Monetario Internacional (FMI) no generó “señales contundentes” ni “la confianza necesaria” para el mercado, y eso se tradujo en la corrida de los últimos días. “La economía argentina está cayendo y las dificultades de financiamiento son notorias”, afirmó ayer en una rueda de prensa, al tiempo que transmitió que “los movimientos del dólar en Uruguay no implican ninguna lógica de incertidumbre ni desconcierto” ni “modifican o cuestionan la fortaleza financiera del país”.

Si bien reconoce que la situación que vive Argentina “impacta en la región en su conjunto” y que tanto Brasil como Uruguay tuvieron movimientos en las cotizaciones de sus monedas respecto del dólar, Bergara estableció las diferencias: en agosto el peso argentino se depreció más de 30%, el real alrededor de 10% y el peso local menos de 6%. “En Argentina hay una corrida contra la moneda por falta de confianza y acá hubo, esencialmente, un cambio de portafolio de los agentes institucionales”, explicó respecto del cambio en la cotización de la moneda estadounidense en la última semana.

Para paliar “saltos” en el valor del dólar, el BCU vendió en los últimos tres días unos 350 millones de dólares al mercado cambiario –una cifra cinco o seis veces mayor a un día sin intervención–. Con esto calmó 73% de la demanda de bancos y administradoras de fondos de ahorro previsional que decidieron cambiar su portafolio de activos de moneda local a dólares. Bergara sostuvo que si bien es una cifra “considerable”, descartó que se trate de una falta de confianza en el peso uruguayo, porque “la tasa de interés en el mercado monetario no se movió en absoluto”.

En respuesta a quienes opinaron que hubiera sido una mejor decisión librar el tipo de cambio a las condiciones de mercado, Bergara sostuvo: “Si hay algo que no debíamos hacer en este momento es seguir a Argentina en esta situación, que tiene fundamentos tan diferentes a los de la economía uruguaya”. Dijo que los criterios de la política cambiaria local son “exactamente los mismos” desde hace diez años: “mantener la flexibilidad cambiaria, evitar volatilidades excesivas y movimientos bruscos que no responden a fundamentos económicos”, y que el banco “está obligado a proveer al mercado de esos dólares porque, por la dimensión de este, esa demanda hubiera tenido impactos excesivos que no se corresponden con una evolución razonable”.

El presidente del BCU aseguró que “Uruguay tiene preparada una plataforma de estabilidad financiera” construida mediante la adquisición de reservas en su momento y la diversificación de los intereses del país en términos comerciales, financieros y bancarios con respecto al resto del mundo, lo que hace que el impacto exterior sea “muy manejable” para la economía uruguaya. Las reservas internacionales que administra el BCU están en el orden de 17.000 millones de dólares.

También resaltó que Argentina “ya no es el principal cliente” de las exportaciones de bienes locales –“hace 16 años compraba 25% y hoy menos de 5%”– y que se redujeron notablemente los depósitos de argentinos en el sistema bancario local, de 40% en la crisis de 2002 a 5% en el presente, y aclaró que “no ha habido ningún movimiento significativo en eso”. No obstante, sí reconoció la importancia de los argentinos en el sector turismo, y señaló que “el gobierno ya ha tomado medidas para mitigar el eventual impacto”.

En cuanto al rango meta de la inflación, Bergara sostuvo que el BCU “esperará unos días a ver por dónde se estabiliza el tipo de cambio” para definir si se promueven modificaciones.

La pizarra del Banco República cerró ayer con un dólar que compraba a 31,55 pesos y vendía a 32,95.

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