El 30 de octubre de 2019, a los 83 años, falleció en Montevideo el doctor Nicolás Grab, que nació en Hungría en 1936 y arribó de niño a Uruguay, del que desde entonces fue ciudadano.

Nicolás supo combinar una excepcional condición humana con un profundo compromiso social, que lo llevó a participar activamente en la política.

Fue abogado defensor de presos políticos durante la dictadura, lo que lo obligó a exiliarse junto a su esposa Armida. Utilizó su capacidad militante, profesional e ingenio en la lucha contra el régimen, y desde sus lugares de exilio (México, Ginebra y Nueva York) realizó una infatigable y valiosa denuncia de las violaciones a los derechos humanos en su país. Asimismo, cumplió una tarea constante de enlace entre la lucha clandestina y el exilio durante aquellos duros años.

Al regreso de la democracia, en Uruguay fue director del área jurídica de la Intendencia de Montevideo (1990-1995) en la administración que encabezó el actual presidente Tabaré Vázquez y, posteriormente, hasta su fallecimiento, integrante del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio, en el que exhibió con valentía intelectual y sentido de justicia sus hondas convicciones éticas.

Tuvo una decisiva participación en el equipo de redacción de la revista digital Vadenuevo, en la que desplegó su talento periodístico. Aportó, como en los diversos ámbitos en los que actuó, su inteligencia, su cultura, sus equilibrados juicios, su respetuoso trato y su humildad, así como su generosa entrega a las convicciones que lo acompañaron. Nicolás continuó trabajando hasta el final de su vida como traductor.

Numerosas han sido las valoraciones expresadas en estas horas acerca de Nicolás Grab y las múltiples facetas que adornaron su personalidad. El profesor de la Universidad de Maryland Edward Edy Kaufman, encargado de Amnistía Internacional en Uruguay durante la dictadura, y con quien Nicolás colaboró estrechamente, expresa en una carta a su hijo Felipe: “Tu padre fue un tipazo, que se arriesgó en aras de los ideales más sublimes, y que enfrentó con relativo humor o cinismo los dogmas prevalecientes aun cuando toda la política estaba polarizada y a veces dogmatizada”.

Tanto en aquellos tiempos de dolor como en tantas otras etapas de su fructífera vida, Nicolás Grab fue ejemplo de ética y generosidad militante.

Publicado en la revista digital Vadenuevo.