El vicepresidente de la Administración Nacional de Puertos, Juan José Domínguez, viajó la semana pasada a Bolivia para firmar un acuerdo con el organismo portuario de ese país, la Administración de Servicios Portuarios-Bolivia (ASP-B). Ese acuerdo, explicó Domínguez, permitirá al organismo del país andino contar con 1.000 metros cuadrados para almacenaje en los puertos de Nueva Palmira y Montevideo, sin costo alguno. A partir de los 1.000 metros cuadrados, la ASP-B deberá pagar por el espacio usado, pero “con tarifas beneficiosas”, expresó el jerarca.

La carga que exportará e importará Bolivia a través de los puertos uruguayos podrá venir por vía fluvial o terrestre, aunque para el vicepresidente de la ANP sería bueno evitar el segundo camino, dado el desgaste que implica para las rutas nacionales. “La logística no la determinamos nosotros, pero nos interesa facilitar el funcionamiento de nuestros puertos”, dijo al respecto. “De Bolivia ya están llegando camiones que si vinieran por agua sería mas barato y nos resolvería problemas de transporte”, agregó. También informó que ya existe un acuerdo de características similares con Paraguay.

Según Domínguez, a partir del acuerdo la ASP-B también podrá contar con oficinas en Nueva Palmira y Montevideo, en las que podrán tener personal propio. Para el jerarca, ambas partes van a salir ganando del acuerdo: mientras que Bolivia “va a tener un lugar para trabajar en una zona nueva, nosotros tendremos un flujo de carga mayor que nos va a beneficiar, con más funcionamiento y empresas trabajando en ese movimiento”, lo que repercutirá, a su entender, en más mano de obra uruguaya ocupada. Además, Domínguez mencionó que existe una cuestión de “solidaridad” con la situación de ese país, que no cuenta con salida al mar desde que el desenlace de la llamada “guerra del Pacífico” (1879-1884) determinó que perdiera su departamento del Litoral, con 400 kilómetros de costa, que pasó a ser parte de la región chilena de Antofagasta.

La idea de que Bolivia comience a sacar su carga a través de puertos uruguayos no es nueva, y según Domínguez era algo que ya se esbozaba en tiempos de dictaduras latinoamericanas, al punto de que en 1983 se habían firmado cartas reversales (de entendimiento diplomático) para que ese país pudiera tener salida de sus mercaderías por el océano Atlántico. Y si bien en los últimos años para el jerarca es “presumible” que Bolivia estuvo concentrado en la salida al Pacífico, una vez que en octubre del año pasado la Corte Internacional de La Haya no hizo lugar a la demanda que había presentado contra Chile en 2013, “se puso a trabajar” principalmente con los puertos sobre el océano Atlántico. “Ellos quieren empezar a exportar su hierro y conseguir ganancias legítimas”, explicó.