Decía Mijail Bajtin que “el ‘camino’ es el lugar de preferencia de los encuentros casuales”. Es en algún punto del camino (literal) que se intersectan los caminos (metafóricos) de personajes que normalmente no respiran el mismo aire. La serie australiana Wanted –que tiene sus tres primeras temporadas disponibles en Netflix y promete una cuarta– cumple con precisión esa máxima, además de varias otras profusamente estudiadas por la narratología.

En el principio hay un robo que sale mal, y dos mujeres que esperaban el ómnibus terminan en la valija de un automóvil, secuestradas por haber sido testigos de los hechos. El que las secuestró –lo sabremos poco después– es un policía corrupto que integra una red de tráfico. Ellas, por su parte, llevan meses tomándose el mismo ómnibus todos los días a la misma hora, pero nunca intercambiaron una palabra. La rubia es una cincuentona que trabaja de cajera en un supermercado. La morocha es un contadora de menos de 30 años, notoriamente neurótica y malcriada.

Si lo que esperamos de un relato es que se presente un problema y los hechos avancen hacia su solución, tenemos que saber que este no será el caso: para cada solución que encuentren las protagonistas habrá un nuevo mundo de problemas que se abrirá para complicar todavía más su difícil situación. Porque claro, en esta serie el camino es la recompensa, y tanto Lola Buckley (interpretada por Rebecca Gibney) como Chelsea Babbage (Geraldine Hakewill) terminarán por entenderlo.

No puede haber dos mujeres menos compatibles que estas: Lola es una típica sobreviviente working class que pasa de un trabajo mediocre a otro, tiene problemas para aceptar la autoridad y, según veremos, tiene un vínculo conflictivo con su hijo, que trabaja en alguna lejana plataforma petrolera; Chelsea, por su parte, trabaja en el departamento contable de una gran empresa y vive con su novio, un papanatas que se muestra más excitado por la posibilidad de asistir a una convención de comics que por pasar con ella su cumpleaños. Si Lola es grosera y desconfiada, Chelsea es torpe y más bien ingenua; si una se acomoda rápidamente a las circunstancias, la otra parece incapaz de reaccionar a tiempo cuando las papas queman. Sin embargo, las dos tienen sus secretos oscuros, y con el rumbo inesperado que tomaron sus vidas deberán aprender a confiar una en la otra y aceptar sus defectos tal como aceptan la obligada convivencia.

La primera temporada se estrenó en Australia en 2016 y acompañó a las fugitivas durante seis episodios, desde el desastre del comienzo hasta el momento en que entienden que los bandidos que las persiguen no las dejarán en paz mientras no recuperen el dinero y la droga que ellas, involuntariamente al principio, terminaron cargando.

La segunda temporada (todas son de seis episodios), estrenada en 2017, las encuentra negociando el traslado a Bangkok, en donde está retenido el hijo de Lola (David, interpretado por Charles Cottier) a la espera de que su madre pague el rescate. Como era previsible, las cosas se complican en Tailandia y la aventura termina por trasladarse a Nueva Zelanda, en donde esperan dar con una caja de seguridad que esconde la prueba de un crimen cometido por Kel Morrison (Anthony Phelan), el malhechor que las persigue y que mueve los hilos de todo el ejército de policías corruptos y delincuentes de poca monta que se despliega tras ellas.

Para cuando se estrenó la tercera temporada, en 2018, ya nadie esperaba que las dos fugitivas más célebres de Oceanía vieran el fin de sus penurias mediante algún recurso legal, y el asunto con el malvado Morrison ya no daba más jugo, así que la historia dio un giro robinhoodiano y las protagonistas se involucraron en una causa justiciera que no se vinculaba en lo más mínimo con la historia original. Y esta vez sí, las buenas acciones dieron sus frutos y un montón de mujeres secuestradas por inescrupulosos traficantes vieron la libertad gracias a los esfuerzos de nuestras fugitivas.

El asunto, sin embargo, no se resolvió para ellas, así que en el último episodio las veremos partir en una camioneta rumbo al oeste de Australia, a seguir craneando cómo probar su inocencia mientras esquivan a sus perseguidores (tanto a los delincuentes como a las fuerzas del orden) y enfrentan los numerosos fantasmas de sus respectivos pasados.

Como en todo relato de aventuras en el camino, en este también hay héroe (un héroe bicéfalo, compuesto por las dos mujeres), oponentes y ayudantes, además de traidores y arrepentidos, y hay objetos maravillosos que podrían servir para salvar al héroe, aunque después terminen siendo insuficientes o ineficaces.

Tanto el elenco como la realización son solventes, y una vez que aceptamos que lo bueno de la serie es, precisamente, que ellas sigan en carrera, sólo nos cabe esperar el anuncio de la próxima temporada. Y sí, seguramente la podremos ver en Netflix.

Wanted. Australia, 2016-2018. Primeras tres temporadas emitidas por Seven Network. Disponible en Netflix.