Los candidatos a las elecciones generales de España, que se celebrarán el domingo, cierran hoy una campaña que estuvo marcada por la incertidumbre y una inédita tensión en las organizaciones políticas. Las encuestas de intención de voto concluyen desde hace varios meses que el candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y actual presidente de gobierno, Pedro Sánchez, será el más votado, seguido por Pablo Casado, del conservador Partido Popular (PP).

Pero la brecha entre uno y otro es grande. El último sondeo, realizado por la empresa GAD3 y publicado el lunes por el diario ABC, calcula que los socialistas obtendrán 31,5% de los votos y de 134 a 139 escaños, todavía lejos de los 176 que necesita para lograr la mayoría absoluta en el Congreso. Bastante más abajo, el PP lograría 20,1% de apoyo (entre 81 y 86 escaños); Ciudadanos, 13,9% (42 a 44); Unidas Podemos, 12,1% (30); y, casi pegado, el ultraderechista Vox alcanzaría 11,4% de votos y alrededor de 30 escaños.

En este escenario, a Sánchez le bastaría pactar con Unidas Podemos y Esquerra Republicana de Catalunya (que lograría 13 bancas, según la misma encuesta) para poder ser investido presidente y gobernar con mayoría parlamentaria. Esta alianza es una de las más probables, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, dijo en varias ocasiones que está dispuesto a formar gobierno con el PSOE. Pero Sánchez también podría llegar a la mayoría si eligiera aliarse con los derechistas de Ciudadanos, una alternativa que, a juzgar por las últimas declaraciones del líder socialista, no es tan improbable.

El lunes, en el primer debate presidencial, Sánchez evitó responderle a Iglesias cuando le preguntó (en cuatro ocasiones) si pactaría con Ciudadanos. El día después, en un segundo debate, dijo antes de que se lo volvieran a preguntar: “No está en mis planes pactar con un partido que ha puesto un cordón sanitario al PSOE”. Aunque no mencionó el nombre, se refería a Ciudadanos. Sin embargo, ayer, en una entrevista con la Televisión Española, el presidente del gobierno español volvió a generar confusión al decir que si bien prefiere buscar acuerdos poselectorales con Unidas Podemos, su objetivo sigue siendo “hablar con todos”, incluido Ciudadanos.

Iglesias dijo un rato después, en un acto en Barcelona, que sigue sin confiar en Sánchez porque todavía “no confirmó” si pactará o no con Ciudadanos y eso, a su entender, “es una mala noticia”. A su lado estaba la alcaldesa de la capital catalana, Ada Colau, que dijo que el PSOE “se comporta como un junco”, porque se inclina según el sentido en el que sople el viento. Por el momento, el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, no se pronunció sobre la posibilidad de unirse a los socialistas, aunque durante los debates de esta semana demostró su descontento con Sánchez por ser “aliado” de los independentistas catalanes.

A la incertidumbre de los pactos poselectorales se suma la de los propios votantes: de acuerdo con los diferentes sondeos, los indecisos suman entre 20% y 40% del electorado. La recta final de la campaña estuvo enfocada en ellos. “Quedan pocos metros para llegar a la meta, y ahora es cuando tenemos que apretar”, dijo Sánchez el miércoles en uno de los actos de campaña. “Pido una enorme movilización para acabar con la corrupción, la confrontación y la desigualdad. Estamos muy cerca de que pase [...] Estamos muy cerca de que, pese a lo que digan los estudios demoscópicos, el PSOE tenga una amplia mayoría para que dependa de sus propias fuerzas”. El líder socialista dijo que acudir a las urnas es fundamental para evitar que “los tres temores” –PP, Ciudadanos, Vox– se sumen y logren llegar al gobierno, como sucedió en Andalucía.

Si bien la unión de la derecha podría superar a Sánchez en el mejor de los escenarios, el actual panorama es de una inédita división entre los partidos que la integran. Las hostilidades entre Casado y Rivera quedaron en evidencia en los debates de esta semana, en los que el líder del PP llegó incluso a decirle al de Ciudadanos: “Hemos perdido la oportunidad del voto unido”. La confrontación se agudizó el miércoles, cuando Ángel Garrido, ex presidente de la Comunidad de Madrid y figura del PP, anunció que dejaba el partido para sumarse a la campaña de Ciudadanos. El líder del PP se enteró por la prensa.

Ese día, en un acto de campaña, Casado evitó mencionar a Garrido y se limitó a apelar al voto útil para el PP: “Pido el voto a aquellos que no nos han votado antes, también a aquellos votantes socialistas que han sentido vergüenza por la división de los españoles generada por Sánchez. Somos el punto de encuentro de generaciones y quiero ser el presidente de todos los españoles mostrando un partido centrado, moderado y abierto a todos. Aquí cabe todo el mundo que quiera progresar”.