El domingo 7 de abril el músico Evaldo Rosa dos Santos se dirigía con su familia a un baby shower cuando su auto empezó a recibir disparos por parte de dos camionetas militares. Quienes dispararon aseguraron que confundieron ese auto, en donde viajaban cinco personas de entre siete y 80 años, con el de los autores de un robo en un lugar cercano, que conducían el mismo modelo.

Fueron efectuados 257 disparos, de los cuales 62 impactaron en el vehículo y diez en el cuerpo de Evaldo, que murió en el momento. El automóvil continuó avanzando otros 100 metros dirigido por el suegro de Evaldo, que viajaba en el asiento del pasajero y resultó herido. Una vez que se detuvo, la esposa de Evaldo, su hijo, de siete años, y su ahijada salieron corriendo pidiendo ayuda y se acercó al vehículo Luciano Macedo, un reciclador que estaba en el lugar. Los militares volvieron a disparar en esa dirección, hiriendo a Macedo, que murió días después en el hospital.

La investigación confirmó lo que fue denunciado ese mismo día por la esposa de Evaldo, la enfermera Luciana Oliveira. Una vez detenido el auto, los militares se acercaron a él y no socorrieron a las víctimas. Oliveira también dijo en su momento que se rieron de ellos.

Terminada la investigación sobre lo sucedido el 7 de abril en Guadalajara, Río de Janeiro, el Ministerio Público Militar decidió denunciar a 12 uniformados (un teniente, un sargento, dos cabos y ocho soldados). Siete de ellos ya están detenidos, otros tres lo estuvieron pero ya fueron liberados; se desconoce si la Justicia determinará que estos últimos tres, así como los otros dos que nunca fueron detenidos (que conducían los vehículos y no efectuaron disparos), serán trasladados a prisión preventiva.

Los militares fueron denunciados por doble homicidio, tentativa de homicidio y omisión de asistencia. En la denuncia, el Ministerio Público Militar asegura que los militares “actuaron con exceso” al disparar contra el auto, así fuera el de los presuntos ladrones, “utilizando armamento de alto potencial destructivo en el área urbana”. “La conducta de los denunciados no respetó el padrón legal del uso de la fuerza”, añade. Además, considera que “la acción injustificada de los militares, además de haber causado la muerte de dos civiles y de atentar contra la vida de un tercero, puso en riesgo a la población de un área densamente poblada”.

El caso generó polémica en Brasil, al punto que el presidente, Jair Bolsonaro, se pronunció al respecto. “El Ejército no mató a nadie”, dijo días después del hecho, lamentando que en “un incidente” haya muerto “un ciudadano trabajador y honesto”. Además, el militar retirado aseguró que “el Ejército es del pueblo”, y “no podemos acusar al pueblo de asesinato”.