El dirigente opositor y autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, convocó ayer a un paro progresivo de la administración pública a partir de hoy, con el objetivo de alcanzar eventualmente una huelga general. “Mañana comienza la ‘Operación Libertad Sindical’ con rumbo a la huelga general [...] Vamos a acompañar la propuesta de paro escalonado”, dijo Guaidó después de aparecer de manera inesperada en una de las tantas manifestaciones que la oposición convocó en Caracas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro.

El líder opositor aseguró que los intentos para lograr el cese de la “usurpación” continuarán pese a los “actos de intimidación” del gobierno. “Si el régimen creía que habíamos llegado al máximo de presión, se equivocaron [...] Vamos a seguir en las calles hasta lograr la libertad de Venezuela”, afirmó.

Esa “presión” registró un pico alto el día anterior, cuando Guaidó anunció en un video publicado en las redes sociales que “la familia militar” había decidido unirse al movimiento que busca la salida de Maduro y la convocatoria a unas nuevas elecciones “democráticas y libres”. Junto a él aparecían unos pocos militares y el dirigente opositor Leopoldo López, que cumplía arresto domiciliario.

El levantamiento militar no logró una adhesión fuerte por parte de las Fuerzas Armadas, pero desató violentas protestas en Caracas y otras ciudades del país, que se extendieron durante 12 horas y dejaron 109 heridos, según informaron ayer las organizaciones civiles Foro Penal y Observatorio Venezolano de Conflictividad Social. Varios de esos heridos fueron atropellados por una tanqueta de la Guardia Nacional Bolivariana, en un incidente cuyos detalles todavía no estaban claros ayer.

Guaidó acompañó varias de las manifestaciones de la mañana y después se refugió; no se hizo público dónde. Mientras, tanto López como los militares que se unieron al levantamiento buscaron protección en distintas embajadas. El líder opositor arrestado en 2014 y su familia permanecían ayer en la residencia del embajador de España en Caracas, aunque se aclaró que no habían solicitado político en ese país. El abogado de López, Javier Cremades, confirmó a la agencia de noticias Efe que la familia se encontraba en la residencia en calidad de “huéspedes [...], a salvo de las fuerzas de represión del régimen de Nicolás Maduro y bajo la protección que otorga la inmunidad de la legación diplomática”. En un principio, López había buscado protección en la embajada de Chile, pero después se retiró por una “decisión personal”, dijo el canciller chileno, Roberto Ampuero.

Por otro lado, el gobierno de Brasil confirmó que unos 25 militares venezolanos ingresaron el martes a la embajada de ese país en Caracas y solicitaron asilo. Ninguno de ellos es general o pertenece a la cúpula de las Fuerzas Armadas.

Después de varias horas de silencio, Maduro habló el martes de noche en un discurso televisado en el que dio por terminado “un intento de golpe de Estado” que, dijo, tenía el apoyo de Colombia y de Estados Unidos. “Nunca antes en la historia de Venezuela había sucedido un levantamiento por el empeño obsesivo, nefasto, de un grupo de oposición de la ultraderecha venezolana, la oligarquía colombiana y el imperialismo estadounidense, por su posición obcecada de derrocar al gobierno constitucional de Venezuela, de imponer un gobierno ilegítimo”, afirmó en cadena nacional.

En ese discurso, Maduro aprovechó para refutar las declaraciones del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, sobre sus supuestos planes de abandonar el poder y refugiarse en Cuba. “Decía Mike Pompeo que yo, Maduro, tenía un avión prendido para irme a Cuba, para huir, y los rusos me bajaron del avión y me prohibieron que saliera del país. Señor Pompeo, por favor, qué falta de seriedad”, dijo.

El gobierno y la oposición de Venezuela ya habían convocado a manifestaciones ayer para conmemorar el Día Internacional de los Trabajadores, pero esas movilizaciones se vieron inevitablemente influenciadas por lo ocurrido el martes, y en algunos puntos del país también hubo enfrentamientos que terminaron con heridos. Al final de la Marcha del Pueblo Trabajador, la principal de las convocadas por el chavismo, Maduro se dirigió a sus seguidores para anunciarles que la Justicia ya investigaba cómo se gestó la “escaramuza golpista” y buscaba a sus responsables para, “más temprano que tarde”, condenarlos con cárcel por “su delito y su traición”. El gobernante también afirmó que el intento de golpe de Estado fue dirigido por el asesor de seguridad del gobierno estadounidense, John Bolton, y pidió a Washington que investigue sus “acciones ilegales y golpistas contra la democracia venezolana”.

Aguas internacionales divididas

La acción militar del martes, que Guaidó denominó “Operación Libertad”, también sirvió para llamar nuevamente la atención internacional sobre la crisis política en Venezuela. El gobierno de Estados Unidos expresó su apoyo al levantamiento que lideró Guaidó, e instó a las Fuerzas Armadas a que se le unieran, en una jornada en la que volvió a circular, una vez más, la posibilidad de un ataque armado por parte de Washington.

“La acción militar es posible si eso es lo que se requiere”, reconoció ayer Pompeo en una entrevista con el canal Fox, aunque insistió en que el objetivo es una transición “pacífica” del poder en Venezuela. El secretario de Estado dijo que habló por teléfono con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, a quien le insistió en que “la intervención de Rusia y Cuba es desestabilizadora para Venezuela y para la relación bilateral entre Estados Unidos y Rusia”. Frente al bloque de apoyo a Guaidó que lidera Estados Unidos, países como Rusia y Cuba manifestaron su respaldo a Maduro.

Unas horas después de la charla con Pompeo, la cancillería rusa informó en un comunicado: “Lavrov dijo que la continuación de los pasos agresivos tendrá las más graves consecuencias. Sólo el pueblo venezolano tiene derecho a determinar su destino, para lo que es necesario un diálogo entre todas las fuerzas políticas del país, que es lo que desde hace largo tiempo pide el gobierno”.

Tanto la Unión Europea como la Organización de las Naciones Unidas evitaron manifestar su apoyo explícito a una de las partes y se limitaron a exigir una salida política, pacífica y democrática para la crisis venezolana. Las dos organizaciones aseguraron además que mantienen conversaciones con ese objetivo con representantes del gobierno y de la oposición.

Más cerca, en la región, el Grupo de Lima rechazó que el “proceso constitucional y popular” de los venezolanos “para recuperar la democracia” sea calificado de “golpe de Estado”. En un comunicado conjunto, los países que integran el grupo pidieron “el pleno respeto a la vida, la integridad y la libertad de todos los venezolanos, y en particular, de todos los miembros de la Asamblea Nacional [Parlamento] y de todos los líderes de las fuerzas políticas democráticas venezolanas, así como la liberación inmediata de los presos políticos”. A la vez, exigieron a las Fuerzas Armadas que manifiesten su lealtad a Guaidó en “su función constitucional de Comandante en Jefe”. El Grupo de Lima anunció que se reunirá mañana en la capital peruana para seguir la situación de cerca y evaluar cómo continuar.