El ex presidente de la Unión de Asociaciones Europeas de Fútbol (UEFA), el francés Michel Platini, estuvo detenido ayer durante varias horas para dar explicaciones sobre su actuación durante el procedimiento que llevó a que la FIFA eligiera a Catar para que fuera la sede del Mundial 2022.

En 2010 se celebró un almuerzo en la sede de la presidencia de Francia. Poco después, el Comité Ejecutivo de la FIFA aprobó, con la participación de Platini, que la sede fuera Catar, dejando de lado las candidaturas de Australia, Japón, Estados Unidos y Corea del Sur.

La elección generó polémica desde un principio, porque en el emirato no hay una gran tradición futbolística y las temperaturas son muy elevadas, lo que llevó a que se cambiara la tradición y el evento se lleve a cabo en diciembre y no a mediados de año, como es habitual.

Según las publicaciones deportivas France Football y So Foot, en ese almuerzo los cataríes propusieron al gobierno francés, en ese entonces encabezado por Nicolas Sarkozy, que instalarían en Francia una nueva cadena deportiva a cambio de que Platini no votara por Estados Unidos, tal como había insinuado que haría.

Platini siempre rechazó que hayan comprado su voto, tal como se sospecha que hizo Catar con varios países, aunque reconoció haber participado en una cena con Sarkozy y el primer ministro catarí. Posteriormente, aclaró que imaginó que el entonces presidente quería que votara por Catar, pero nunca se lo pidió expresamente.

Sin embargo, pesa en su contra una acusación del entonces presidente de la FIFA, Joseph Blatter, quien contó a Le Monde en 2016 que Platini le dijo: “Se me ha pedido que vote a favor de los intereses franceses, y mi grupo no votará lo que tácitamente había decidido”.