Si el “estilo” de Netflix comprende series propias bastante buenas, series no propias de todo tipo y color, películas por lo general malas (cuando no son coreanas), habría que incluir en esa definición programas de cocina distintos. ¿Distintos de qué? Del criterio que ha transformado todo programa del rubro –que no sea de recetas, se entiende– en una competencia estilo Master Chef.

En cambio, para Netflix, cocinar es algo que vale la pena mostrar, pensar y presentar en sí mismo, antes que un medio para conseguir un fin tras ganar una competencia. Dentro de este estilo, entonces, es que se engloba y entra perfecto esta nueva serie breve llamada The Chef Show.

Corría el año 2013 cuando Jon Favreau tocaba el cielo con las manos. Reconocido como uno de los factotums más importantes detrás del Universo Marvel, acababa de estrenar Iron Man 2. Sin embargo, este director –que había dado sus primeros pasos en el cine de corte independiente antes de contar las aventuras del millonario en armadura– se sentía algo confundido, cansado de las producciones masivas.

Esto, sumado a una pasión declarada por la comida, lo llevó a escribir, producir, dirigir y protagonizar Chef en 2014, la historia de un cocinero de alta cocina y gran nivel que, luego de un altercado con un crítico, decide dejar todo y junto a su mejor amigo y su hijo poner un food truck con el que volver a sus raíces. El paralelismo del Favreau director de cine con el Favreau personaje cocinero era claro, y quizá hubiera sido pesado en el relato, si la película no fuera una cálida comedia familiar con verdadero amor por la comida, la cocina y el arte de cocinar para otros y para uno mismo.

Favreau fue a por todas, cocinando él mismo en la película. Para ello, se entrenó con Roy Choi, el creador del camión móvil Kogi Korean BBQ –y responsable del catering de Iron Man 2– quien, además, tenía muchos aspectos en común con la historia de su personaje: venía de años de cocina profesional en restaurantes y hoteles, pero había encontrado su nicho, su lugar, justamente en un carro de comida. Su participación en la película no podía ser más lógica.

Ahora, ambos –Favreau y Choi– presentan una suerte de spin-off de la película con The Chef Show. En escasos ocho episodios de media hora en promedio, el chef y el cineasta (que mete mano feliz en la cocina) rememoran gran parte del rodaje realizado cinco años atrás y profundizan en la cocina que diera vida a aquella película: los sandwiches cubanos, la parrillada texana, los espaguetis “de urgencia”, todo vuelto a hacer –ahora sí– desde la óptica de un programa de cocina.

Más centrado en Choi que en Favreau (lo que es lógico, dado que es más importante aquí el cocinero que su alumno) pero respaldado por la gorda agenda de quien hoy día es un referente de Hollywood. La lista de invitados que pasa por la pantalla es increíble: Gwyneth Paltrow, Bill Burr, Kevin Feige, Los hermanos Russo, Tom Holland, Robert Downey Jr. (que no come nada) y Robert Rodriguez. Sin contar los que aporta Choi: los cocineros clase A Dave Chang y Aaaron Franklin. El programa se disfruta mucho y se aprende detalles de una buena cantidad de preparados específicos de varias zonas de Estados Unidos.

Aunque por momentos enfrenta el riesgo de sonar demasiado autocomplaciente –un derivado que hace un director de cine sobre su propia película que ya era un derivado de un momento artístico personal–, esta serie documental sale muy bien librada por lo mismo en que se destacaba Chef: un amor genuino por la cocina, el cocinar, el cocinar para otros, el entender que más allá del sabor hay amor vinculado al arte, que la cocina es un aspecto cultural intrínseco de la sociedad mucho más allá de poner ingredientes en cierto orden adentro de una olla.