Por mayoría, la Cámara de Senadores aprobó el proyecto de ley que establece la regulación y prevención del consumo problemático de bebidas alcohólicas. De acuerdo a la senadora frenteamplista Mónica Xavier, el objetivo de la iniciativa es “contribuir a gestionar los riesgos, prevenir los daños asociados al consumo excesivo [de alcohol] y velar por los derechos, la salud integral y el bienestar de todos los habitantes”.

Las modificaciones del proyecto original fueron llevadas a cabo para evitar la derogación tácita de parte del Código de la Niñez y de la Adolescencia: “Lo que quitamos del proyecto original no refiere a la falta de importancia sobre el tema, sino a una cuestión de técnica legislativa; volver a colocar esos aspectos sobre la adolescencia en este proyecto podía suponer una derogación tácita de algún articulo del código”, expresó Xavier.

Las principales críticas que recibió el proyecto fueron respecto de su carácter “netamente prohibicionista y recaudador”, dijo el senador del Partido Nacional Javier García. “De 39 artículos que tiene el proyecto de ley, 17 son prohibiciones”, agregó. Al respecto, Xavier respondió que la iniciativa no tiene “una mirada prohibicionista: se trata de una mirada reguladora en donde quedan claros los límites”. El proyecto contó con el apoyo del FA y de la senadora nacionalista Verónica Alonso (que participó en su elaboración), y algunos artículos fueron apoyados por los senadores blancos y colorados.

Alonso argumentó que “por muy buena que sea [la iniciativa], esto no se agota en una ley” y aconsejó poner menos énfasis en la prohibición del consumo social y más en la educación. Luego, Bordaberry opinó que existe una gran diferencia entre las acciones reguladoras del alcohol y las de otras drogas, y dijo que existe un “énfasis prohibitivo” en las bebidas alcohólicas y el tabaco, pero una “sensación paternalista” respecto de la marihuana.

El senador del Partido Colorado opinó que al proyecto “le falta tiempo de cocción” e ironizó sobre las disposiciones del artículo 10, que reglamenta el registro de vendedores de alcohol, al preguntarse cómo se aplicaría la ley en el caso de las bodegas y de las iglesias. No obstante, consideró positivo que el registro no tenga costo ni un afán recaudatorio. En respuesta, el senador frenteamplista Rafael Michelini dijo que el alcohol “es la droga que genera más adicción y causa más problemas en los jóvenes, y ahora también parece que en las iglesias”.

Al finalizar la sesión, García pidió que el proyecto volviera a comisión para rediscutirlo, pero su moción fue puesta a votación y rechazada. El proyecto –que fue enviado por el Poder Ejecutivo tras el trabajo de una comisión interpartidaria y con actores sociales– deberá ser ahora estudiado en la Cámara de Diputados.