La rambla de Copacabana, en Río de Janeiro, la avenida Paulista, en San Pablo, y la explanada ubicada frente al Congreso Nacional, en la capital Brasilia, fueron los lugares donde tuvieron lugar las mayores manifestaciones realizadas este domingo en apoyo al ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sérgio Moro, a la Operación Lava Jato y al gobierno de Jair Bolsonaro. De acuerdo con la cadena O Globo, además de las movilizaciones más grandes, también hubo actos de apoyo al oficialismo en al menos 56 ciudades del país.

El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, los miembros del Congreso en general y el Supremo Tribunal Federal fueron los blancos preferidos de los manifestantes oficialistas, que sobre el final de la tarde fueron saludados en Twitter por el presidente Bolsonaro. “A los que salieron a las calles hoy a manifestar sus deseos, felicitaciones una vez más por su civilidad. La población brasileña mostró nuevamente que tiene legitimidad, consciencia y responsabilidad para estar cada más incluida en las decisiones políticas de nuestro Brasil”, tuiteó el mandatario.

Más virulentas fueron las palabras del general Augusto Heleno, ministro jefe del Gabinete de Seguridad Institucional de la Presidencia, quien afirmó durante la manifestación realizada en Brasilia que están poniendo contra la pared a Moro con el objetivo de liberar de la cárcel a “una banda de canallas”. Hablando en favor del ex juez y alentado por los simpatizantes del oficialismo, Heleno dijo que es un “acto despreciable” querer transformar a Moro de héroe nacional en acusado. “El ministro Moro tuvo el coraje de dejar atrás 22 años de carrera como juez para entregarse a la patria a cambio de nada. Y ese hombre está siendo puesto contra la pared para que salga de la cárcel una banda de canallas que fundieron el país”, afirmó Heleno.

Los actos en defensa del ex juez de la operación Lava Jato se dieron el mismo día en que nuevas filtraciones lo dejaron un poco peor parado de lo que ya estaba en relación con su actuación en el proceso que determinó, entre otras cosas, el encarcelamiento del ex presidente Lula.

De acuerdo con un informe publicado este domingo por el diario Folha de São Paulo en colaboración con el sitio The Intercept Brasil, el ex presidente de la constructora OAS, Léo Pinheiro, el empresario que incriminó al líder del Partido de los Trabajadores en relación con el apartamento que supuestamente le fue obsequiado en la localidad de Guarujá, en el estado de San Pablo, fue tratado con desconfianza por los conductores de la investigación del Lava Jato durante casi todo el proceso, en el que él pretendía delatar a Lula para conseguir la disminución de su pena. Según las nuevas filtraciones en las que figuran mensajes privados intercambiados por fiscales de la causa, Pinheiro pasó a ser considerado y tenido en cuenta después de cambiar por lo menos dos veces su versión sobre el apartamento, que la empresa afirmó haber reformado para Lula.

“Una persona que siguió las conversaciones de gente de OAS con el equipo del Lava Jato en ese momento afirmó a Folha que, inicialmente, Léo Pinheiro definió al triplex de Guarujá como un regalo que se ofrecería a Lula sin pedir nada a cambio. Según esa persona, la insatisfacción de los fiscales llevó a Pinheiro a cambiar su versión de los hechos al menos dos veces hasta llegar a la adoptada en 2017”, se afirma en el informe. La última versión brindada por Pinheiro a la Justicia terminó siendo determinante para el encarcelamiento de Lula, preso en la ciudad de Curitiba desde abril del año pasado.

Los diálogos examinados por Folha de São Paulo y The Intercept Brasil ayudan a entender por qué el proceso de delación de varios integrantes de la empresa contratista del Estado –hasta ahora no analizado en su totalidad– fue tan controvertido y dan a entender que el testimonio sobre Lula y el triplex fue decisivo para que los fiscales volvieran a hablar con Pinheiro, meses después de rechazar su propuesta inicial de delación.