La política española tuvo este viernes un nuevo sacudón cuando el líder de la alianza Unidas Podemos, Pablo Iglesias, anunció su renuncia a integrar el gabinete del socialista Pedro Sánchez. Manifestó que espera hacer posible así la conformación de un gobierno de coalición entre su organización política y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

En un video publicado en su cuenta de Twitter, Iglesias afirmó: “El PSOE dice que el único escollo que evita ese gobierno soy yo. He estado reflexionando en estos días y no voy a ser la excusa para que el PSOE evite ese gobierno de coalición”.

De esta manera, la pelota quedó del lado de Sánchez. El presidente en funciones dijo el jueves que Iglesias era el principal motivo para que no se formara un gobierno conjunto con Unidas Podemos, pero se manifestó dispuesto a incorporar a otros dirigentes de la cúpula de esa organización política a su Ejecutivo.

El secretario general de Podemos acepta el “veto” que le impuso Sánchez –que considera que no puede compartir el gobierno con el líder de otra formación–, pero, según informó el periódico digital eldiario.es, emplazó a Sánchez a aceptar los nombres de ministros que le haga llegar su partido.

“Mi presencia en el Consejo de Ministros no va a ser el problema, siempre y cuando el PSOE asuma que no puede haber más vetos y que la presencia de Unidas Podemos en el próximo gobierno tiene que ser proporcional a los votos, así como que la propuesta lógicamente la va a hacer Unidas Podemos”, afirma Iglesias en el video.

Según informó el diario El País de Madrid en base a fuentes del PSOE, la primera reacción del oficialismo fue de cautela. “Sin vetos ni imposiciones podemos llegar a un acuerdo. El presidente escuchará las propuestas y decidirá el equipo. Empecemos por los contenidos. Primero el programa y luego el gobierno”, afirmó la fuente socialista al diario madrileño, que dio a entender así que el PSOE no acepta la idea de que Podemos elija a sus representantes en el futuro Ejecutivo de Sánchez.

La discusión en el Congreso para tratar la investidura del actual presidente del gobierno se desarrollará la semana que viene y tendrá dos instancias de votación, la primera el martes 23 y la segunda y definitiva el jueves 25, por lo que hasta ese día el PSOE y Podemos pueden intentar llegar a un acuerdo programático. En caso de que Sánchez no sea investido como presidente del gobierno la semana que viene, podría haber otra instancia en el Congreso con este propósito en setiembre, pero el PSOE ya ha manifestado a través de varios de sus principales dirigentes, Sánchez incluido, que si no hay investidura en julio se irá directamente a unas nuevas elecciones generales, que se celebrarían en noviembre.

El Partido Nacionalista Vasco (PNV), un sector que es un aliado clave del PSOE para alcanzar los 173 diputados que podrían votar afirmativamente a la investidura el jueves, celebró la decisión del líder de Podemos. “La renuncia de Iglesias constituye [...] una señal positiva si es que esta decisión posibilita realmente que se abra de una vez por todas un verdadero proceso negociador” entre partidos, que incluya también al PNV. “Hasta el momento, nadie ha llamado al PNV para negociar. Aguardamos con paciencia y responsabilidad esa llamada, confiadas y confiados en que se producirá, porque se equivoca quien dé automáticamente por hecho el apoyo de los seis diputados y diputadas del PNV”, dijeron fuentes de la dirección del partido al diario madrileño.

Si lograra un acuerdo con Iglesias para ser investido, Sánchez contaría con los 123 votos afirmativos del PSOE, 42 de Podemos, seis del PNV, uno del Partido Regionalista de Cantabria y otro de Compromís, coalición de izquierda de la Comunidad Valenciana. De esta manera a Sánchez le bastaría la abstención de los 14 diputados de Esquerra Republicana de Catalunya –que han dado a entender que votarán así– para lograr la investidura el jueves.