Tras el gran triunfo del Frente de Todos que lideran Alberto y Cristina Fernández en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el lunes se produjo una fuerte devaluación del peso argentino: el dólar pasó de 46 a 57 pesos en apenas unas horas. Ayer se mantuvo la tendencia al alza y la moneda estadounidense terminó cotizando por encima de 58 pesos al final de la jornada financiera. Paralelamente, según informaron medios argentinos, el riesgo país –el índice que mide el riesgo de que un país no logre pagar los vencimientos de su deuda externa– superó los 1.600 puntos.

Por otra parte, la estampida del precio del peso argentino repercutió directamente en las grandes empresas de consumo masivo, que frenaron las entregas a mayoristas y supermercados o ya enviaron nuevas listas de precios con subas escalonadas de 20%. Aumentaron los precios de las harinas y sus derivados, los aceites y los artículos de limpieza e higiene personal, aunque en las góndolas todavía no se percibe plenamente, informó Página 12. Ante esta situación, los supermercados están en pie de guerra contra la industria porque aumentaron los precios de las entregas pactadas previamente. Estos aumentos terminarán siendo pagados por los consumidores, ya golpeados desde hace tiempo por la tambaleante situación económica del país.

Desde el punto de vista político, el gobierno del presidente Mauricio Macri, aún impactado profundamente por los resultados del domingo que vaticinan una rápida salida del poder, responderá a la nueva crisis económica planteada con un paquete de medidas que se darán a conocer mañana. En medio de trascendidos de múltiples reproches en la interna de su sector, el mandatario impulsaría un paquete de medidas económicas que incluirían una suba del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, una suba de las retenciones al campo y nuevos beneficios a las pequeñas y medianas empresas.

Del otro lado, en el Frente de Todos –ya con la idea de que tomará el mando del país el 10 de diciembre– los movimientos políticos no cesan. Por estas horas se insinúa un acercamiento de Alberto Fernández con el líder de Consenso Federal, el ex ministro de Economía Roberto Lavagna, quien finalizó en tercer lugar en las elecciones del domingo con 8,23% de los votos.

Por otra parte, se produjo un fuerte cruce entre Alberto Fernández y el presidente brasileño, el ultraderechista Jair Bolsonaro. Todo comenzó el lunes, cuando después de conocer los resultados de las PASO y la dramática derrota de Macri, el mandatario brasileño afirmó durante una intervención pública que un eventual triunfo del Frente de Todos en las elecciones del 27 de octubre podría desatar una crisis migratoria de argentinos hacia su país, como sucede en Venezuela bajo el mando de Nicolás Maduro. “Gente de Rio Grande do Sul, si esta izquierda regresa en Argentina, podemos tener aquí un nuevo estado de Roraima [estado fronterizo con Venezuela]. Y no queremos eso, hermanos argentinos huyendo para acá en vistas de las cosas malas que parecen estar pasando allí si estas elecciones celebradas ayer se confirman ahora en el mes de octubre”, sostuvo Bolsonaro.

La respuesta de Fernández llegó horas más tarde, durante una entrevista con el programa Corea del Centro, que emite Net TV. Durante su intervención Fernández afirmó que la relación bilateral no se iba a resentir por los dichos de Bolsonaro. “Con Brasil nos vamos a llevar espléndido, va a ser siempre nuestro principal socio. Bolsonaro es una coyuntura en la vida de Brasil como Macri es una coyuntura en la vida de Argentina”, afirmó el líder del Frente de Todos, quien agregó: “Celebro enormemente que [Bolsonaro] hable mal de mí. Es un racista, un misógino, un violento”, afirmó. Luego el candidato presidencial sentenció: “Lo que le pediría al presidente Bolsonaro es que lo deje a Lula libre y que se someta a elecciones con él en libertad”.

En la misma entrevista, Fernández dijo que en caso de que llegue a la presidencia argentina tiene la intención de impulsar la despenalización del aborto. “Tengo la decisión política de despenalizar y legalizar el aborto porque no quiero que se muera ninguna mujer más. Lo primero debería ser despenalizar para terminar con la clandestinidad. No podemos obviar lo que está pasando. Es un problema de salud pública”, afirmó el dirigente peronista.