Arabia Saudita redujo a 50% su producción de petróleo el sábado, cuando diez drones bombardearon las dos principales instalaciones petroleras del país, causando importantes daños. Este es el tercer ataque de este tipo en cinco meses, y las instalaciones tenían daños de los anteriores, por eso, explicaron las autoridades, es necesario reducir la producción para hacer las reparaciones necesarias, lo que se estima que llevará semanas. Aun así, el reino señaló que tiene las reservas suficientes para sostener las exportaciones mientras la producción se vea afectada, y Estados Unidos dijo que también podría aportar sus propias reservas para mantener el abastecimiento.

Estos ataques han sido reivindicados por los rebeldes hutíes yemeníes, que dicen actuar en represalia por la ofensiva militar que, desde 2015, lidera Arabia Saudita en Yemen. En ese país la “primavera árabe” de 2011 generó la salida del poder de Alí Abdullah Saleh, que fue sustituido por su vicepresidente, Abdrabbuh Mansur Hadi, quien no concretó todos los cambios exigidos por quienes habían exigido la salida de su antecesor. En ese contexto, empezó a formarse un movimiento rebelde que fue ocupando distintas ciudades yemeníes hasta que en 2015 llegó a controlar la capital, Saná. Ante esa situación, Arabia Saudita formó una coalición –integrada por países árabes y respaldada por Estados Unidos, Reino Unido y Francia– para lanzar bombardeos sobre los rebeldes y obligarlos a retroceder, una estrategia que funcionó pero no hizo desaparecer el movimiento. A su vez, Arabia Saudita y sus aliados acusan a Irán de estar respaldando a los hutíes, algo que ha sido negado tanto por ese país como por el movimiento.

Ese supuesto respaldo es el que hizo que durante el fin de semana los gobiernos de Yemen, Arabia Saudita y Estados Unidos acusaran a Irán de estar detrás del ataque del sábado. El ministro de Información yemení, Muamar al Eryani, dijo en una publicación en Twitter que los drones eran de fabricación iraní y que los hutíes reivindicaron el ataque para “desviar las miradas lejos del régimen de Teherán”. Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, acusó a Irán de haber lanzado “un ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo”.

El portavoz de la cancillería iraní, Abas Musaví, aseguró que estas son acusaciones “sin sentido”, que no tienen “un mínimo de credibilidad”. Además, aseguró que “la única vía para crear paz en la región y para acabar con ese conflicto en Yemen es parar los ataques y las violaciones de la coalición saudí”. Para eso, agregó, es necesario “eliminar las ayudas políticas y armamentísticas de los países occidentales”, en referencia, especialmente, a Estados Unidos, que provee las armas con las que Arabia Saudita lleva adelante sus ataques en Yemen.

En un comunicado, la cancillería acusó al propio Estados Unidos de haber efectuado el ataque para “destruir la imagen” de Irán, lo que le permitiría justificar una eventual represalia.