La situación económica y financiera argentina sigue siendo un motivo de preocupación en muchos niveles. Los primeros que están padeciendo en carne propia esta nueva turbulencia son, evidentemente, los sectores sociales más desfavorecidos de la sociedad argentina, pero en otro escalón, aunque es obvio que no sufre las consecuencias en forma directa, pero sí al pensar en términos estrictamente financieros, está situado el Fondo Monetario Internacional (FMI), que sigue de cerca el tema con particular atención porque más de la mitad del dinero que la entidad crediticia tiene prestado en el mundo está en Argentina.

El vocero del organismo, Gerry Rice, declaró este jueves que “será difícil encontrar una solución rápida” para la crisis argentina, en línea con lo manifestado el día anterior por el director interino del organismo, David Lipton, quien sostuvo que el país “deberá esperar un tiempo para reanudar una relación financiera”. Según interpretó el diario Página 12, el mensaje del FMI fue que el desembolso de 5.400 millones de dólares que el gobierno de Mauricio Macri esperaba recibir en las próximas semanas está virtualmente caído.

“Debido a la compleja situación y la incertidumbre política, ha sido difícil avanzar rápidamente” en el país, afirmó Rice. También señaló que es “incorrecto” interpretar que se haya “congelado” la relación del FMI con Argentina hasta las elecciones presidenciales que se celebrarán el 27 de octubre, pero luego reconoció que “no será fácil encontrar una solución rápida”.

La noticia de la no llegada en forma inmediata del dinero a las arcas argentinas cayó bien en el Frente de Todos que encabeza el candidato peronista Alberto Fernández. Según dijeron fuentes del sector opositor a Clarín, durante el encuentro que mantuvieron con representantes del FMI hace algunos meses “les dijimos que si seguían dando plata, se la iban a fugar. Finalmente, parece que aprendieron”.

Tras la realización de las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias, en las que quedó prácticamente sentenciado el ocaso del macrismo, Alberto Fernández se reunió, junto a sus asesores Guillermo Nielsen y Cecilia Todesca, con funcionarios del organismo internacional de crédito. Luego del encuentro, el candidato del Frente de Todos hizo público un documento en el que se posicionaba respecto de la relación entre el FMI y Argentina. En aquel texto Fernández contó de la reunión: “Manifesté mi profunda preocupación por el hecho de que, respecto de los créditos otorgados al Gobierno Nacional, ese organismo haya actuado y siga haciéndolo en abierta violación a lo dispuesto por Artículo VI del Acta Constitutiva del FMI, cuyo primer párrafo dispone que ‘ningún miembro podrá utilizar los recursos generales del Fondo para hacer frente a una salida considerable o continua de capital’”.

Entre la firma del acuerdo en junio de 2018 y el 30 de mayo de 2019, Argentina recibió 39.000 millones de dólares del FMI, pero en el documento se expresó que en ese período “salieron del sistema financiero 23.160 millones de dólares por Formación de Activos Externos de libre disponibilidad y 6.920 millones de dólares por salida de inversiones especulativas extranjeras”. Esto, a juicio de Fernández y sus asesores económicos, representó “una fuga neta de dólares que superan los 30.000 millones”.