El nuevo brote de coronavirus en China comenzó a expandirse en enero de 2019 y puso una enorme carga en el sistema de salud pública. Como respuesta rápida, el confinamiento blindado de decenas de millones de personas en la provincia de Hubei y el práctico confinamiento domiciliario de cientos de millones de chinos han detenido la rutina diaria de todos.

Durante este tiempo, empezaron a surgir nuevas formas de colaboración organizativa. Esto se produjo como iniciativa de organismos gubernamentales, empresas y hasta de medios de comunicación, desde las ONG y los grupos de primeros auxilios hasta en las redes de ex alumnos y grupos de voluntarios autoorganizados. Toda la sociedad se movilizó de una manera nunca antes vista, formando redes sociales de apoyo.

Algunos ofrecen alivio y apoyo a la primera línea, otros facilitan las necesidades de grupos desatendidos, como mujeres embarazadas, trabajadores migrantes, personas con enfermedades crónicas en regiones afectadas por el virus, y otros se centran en mantener activa la vida cotidiana en otras partes de China.

Lo que sigue son observaciones sobre algunas de estas redes que han actuado a través de distintas escalas y combinando la capacidad de acción horizontal y vertical, todo ello con una verdadera dimensión humana.

Redes entre pares

Internet y las comunidades de piratas informáticos respondieron con particular rapidez a la necesidad de información y soluciones basadas en la red. La mayor iniciativa de código abierto que se puso en marcha es Wuhan2020, que establece un servicio de datos en tiempo real de hospitales, fábricas, adquisiciones y donaciones, vinculando a los necesitados con los que tienen capacidad para ayudar.

Las redes entre pares no necesariamente precisan una sofisticada infraestructura tecnológica y de información. Inmediatamente después de que se suspendiera el transporte público de Wuhan, conductores voluntarios crearon una flota para proporcionar transporte a los médicos, los restaurantes ofrecieron comidas en el trabajo y los propietarios de los hoteles organizaron por sí mismos una red de hoteles que proporcionaban habitaciones para que los médicos de las cercanías descansaran, días antes de que el gobierno pusiera en marcha oficialmente las requisiciones.

Las iniciativas empresariales para el bien social

Las empresas con intereses en las cadenas de suministro y la logística también han contribuido a integrar el suministro de bienes de manera cada vez más colaborativa.

Cuando miles de toneladas de verduras se dejaron pudrir en las granjas rurales debido a los cierres de los mercados mayoristas agrícolas en todo el país, Pinduoduo, una popular plataforma de comercio electrónico de compras en grupo, lanzó el 10 de febrero una campaña para ayudar a los agricultores a distribuir sus productos directamente a los compradores en grupos en distintas ciudades.

Toda la sociedad china se movilizó de una manera nunca antes vista, formando redes sociales de apoyo. Algunos ofrecen alivio y apoyo a la primera línea, otros facilitan las necesidades de grupos desatendidos.

Los agricultores muestran sus stocks de mercancías en streaming y exhiben sus productos a los compradores de todo el país. Esta es ya una característica popular de las plataformas de comercio electrónico de China hace algún tiempo, pero esta vez es especialmente promovida por la plataforma. En algunas ciudades y provincias con gran actividad agrícola, incluso los funcionarios se unieron a la transmisión en directo para promover los productos.

A principios de febrero, la mayoría de los bares y restaurantes, incluidas las mayores cadenas, se estaban quedando sin liquidez debido al cierre casi total del negocio, el aumento de los costos de alquiler y, lo que es más importante, la necesidad de hacer frente a los salarios. Al mismo tiempo, las plataformas de entrega de alimentos frescos, como Hema y Meiri Youxian, y los grandes supermercados, como Walmart, con sus propios servicios de entrega, estaban escasos de personal de distribución y entrega.

Las dos partes decidieron unir sus fuerzas. Desde entonces, los restaurantes han compartido su capacidad de almacenamiento y procesamiento de alimentos con las plataformas de entrega de alimentos, y decenas de miles de trabajadores de restaurantes han trabajado como conductores de entrega. Esto ha asegurado un suministro puntual y suficiente de alimentos frescos en ciudades donde cientos de millones de personas se han quedado en casa, ya sea voluntaria o involuntariamente.

Siempre se puede ser crítico con la economía de internet. Sin embargo, lo que estamos presenciando es una transformación poco convencional: compartir los pedidos y la capacidad logística de las distintas etapas de la cadena de suministro va en contra de la lógica centralizadora y de control de acceso de las grandes plataformas.

El último kilómetro

A finales de enero, el gobierno chino promulgó las que son, probablemente, las medidas de cuarentena y control de movimiento más estrictas de la historia. Esta estructura de poder de arriba hacia abajo tiene sus pros y sus contras. Mientras que a nivel nacional, provincial y de ciudad los recursos médicos y el personal de todo el país se asignaron eficientemente a la primera línea, los niveles administrativos más pequeños de las zonas urbanas –barrios y comunidades residenciales– presentaban un problema de “último kilómetro”.

Cada unidad administrativa está formada por barrios que cuentan con decenas de miles de residentes, en los que los empleados públicos han asumido la tarea de examinar en general a cada familia con termómetros y de informar sobre los casos sospechosos. También se encargaron de registrar a los residentes que entraban y salían, proporcionar suministros básicos a las personas necesitadas y organizar el transporte en zonas confinadas. Voluntarios de todo el país se unieron a labores de mantenimiento de sus comunidades locales.

Sin embargo, a principios de febrero, durante la época más peligrosa del brote en Wuhan, cuando muchos de los infectados tuvieron que quedarse en casa debido a la enorme escasez de unidades de atención en el hospital, los empleados públicos también tenían una gran escasez de personal y de suministros de protección. En este punto crítico, un equipo de voluntarios organizado vertical y horizontalmente acudió a socorrer el problema.

Organizado por la revista Guojia Renwen Lishi (Historia Nacional de la Humanidad) del People’s Daily, que es un canal de contacto en las plataformas de medios sociales Wechat y Weibo que permitió a las personas en situaciones desesperadas informar de sus necesidades, y un grupo de alrededor de 2.000 voluntarios, llamado Grupo de Voluntarios Yaya, en honor al miembro inicial del equipo, trabajó 24 horas al día, siete días a la semana para verificar los casos, hablando directamente con las personas por teléfono.

El mundo ha sido testigo de las amplias medidas centralizadas de China contra el coronavirus, a veces con asombro y a veces con críticas. Los casos descritos aquí muestran lo que ocurre varios niveles por debajo. En cada nivel, la descentralización desempeña un papel crucial y, lo que es importante, no está categóricamente en oposición a las colaboraciones con los agentes sociales, empresariales y estatales en otros niveles. Se trata de redes sociales verticales y horizontales de apoyo en el sentido más amplio de la palabra “social”, y con interés para los grupos más amplios.

Mi You es investigadora en transformación social de la Universidad de Helsinki. Una versión más extensa de esta columna fue publicada originalmente en Open Democracy.