La tensión política en Bolivia creció durante la noche del jueves, cuando Jeanine Áñez, que llegó a la presidencia cuando fue derrocado Evo Morales, rechazó un proyecto que establecía un plazo de 90 días para convocar nuevas elecciones. La gobernante devolvió al parlamento, la Asamblea Legislativa Plurinacional, la iniciativa que había sido aprobada por los legisladores.

En el parlamento, donde el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Morales es mayoría, se sancionó el jueves una ley que establecía que el plazo de 90 días comenzaría a correr a partir del 3 de mayo. Posteriormente, la presidenta del Senado, Eva Copa, que pertenece al MAS, dijo que no descartaba modificar esa fecha en caso de que la epidemia de covid-19 se disparara en el país, según informó el diario paceño La Razón.

Pero la respuesta de Áñez fue categórica. En un comunicado que difundió en sus redes sociales, dijo que la decisión del parlamento “es un atentado gravísimo contra la salud y la vida de los bolivianos”, y responsabilizó como promotores de esa acción a Morales y también a Luis Arce, ex ministro de Economía, quien será el candidato presidencial del MAS. En su carta dirigida al pueblo boliviano, la gobernante dijo que Arce y Morales “han decidido convocar a elecciones presidenciales en plena crisis del coronavirus. Para eso han hecho aprobar una ley de una convocatoria por una Asamblea que controlan y manipulan a su gusto. En Bolivia el voto es obligatorio, y obligar a que casi seis millones de personas se movilicen por la calle en un solo día y en plena pandemia trae miles y miles de contagios, y eso puede generar cientos de víctimas fatales”.

Las últimas elecciones, en octubre, quedaron sin efecto después de que la oposición y la Organización de los Estados Americanos acusaran a Morales de haber cometido fraude para ganar. Si bien Morales propuso llamar a nuevas elecciones, fue obligado a renunciar.

Desde su exilio en Buenos Aires, el ex presidente destacó en su cuenta de Twitter la unidad de la bancada de su partido, “que ha representado con dignidad el interés del pueblo boliviano de fijar una fecha de elecciones frente a la intención de la derecha de postergarlas indefinidamente”. Luego de conocida la decisión de Áñez, Morales afirmó que “el régimen de facto demuestra nuevamente su afán prorroguista. El Legislativo ha sancionado una ley en el margen de tiempo propuesto por el Tribunal Supremo Electoral, y el pueblo quiere que se recupere la democracia. No le interesa la salud, le interesa asaltar al Estado”. La decisión del parlamento fue tomada después de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) propusiera fijar para las elecciones una fecha entre el 28 de junio y el 27 de setiembre, también en función de la situación epidemiológica.

“El gobierno golpista ha desnudado su verdadera intención, su único interés es el prorroguismo para perpetuarse en el poder”, porque “no tienen la mínima intención de convocar elecciones”, manifestó el MAS en un comunicado. Agregó que “es imperativo que Bolivia cuente con un gobierno democrático que emerja del voto del pueblo, que goce de legalidad y legitimidad”.