Este domingo se celebró la segunda vuelta de las elecciones municipales francesas, marcada por la pandemia del coronavirus.

La primera votación se produjo el 15 de marzo, cuando en Francia ya estaba presente la covid-19, que hizo que se postergara la segunda vuelta. Esta se celebró casi sin campaña previa y con fuertes medidas de distanciamiento físico que se mantuvieron durante toda la jornada. La participación en los comicios fue muy baja: apenas por encima de 40% de los habilitados para votar, algo que varios analistas atribuyeron al temor al coronavirus. Ya la primera vuelta había tenido una baja asistencia a las urnas, de 45%.

La baja participación genera dudas sobre lo representativo del resultado, pero en todo caso las elecciones dejan una derrota para el partido del presidente, Emmanuel Macron, en su segunda participación electoral sin su líder como cabeza de lista.

Después de que Macron ganara las presidenciales de 2017, su partido, La República en Marcha, fue derrotado por la ultraderecha en las elecciones para el Parlamento Europeo. Ahora repitió el mal resultado, sólo que ante Los Verdes.

Los porcentajes definitivos que dejaron las elecciones se esperan para los próximos días, pero las encuestas coinciden en que los ecologistas gobernarán en las tres principales ciudades de Francia. Ganaron en Marsella, donde acabaron con 25 años de gobiernos conservadores, y en Lyon, donde el “macronismo” esperaba una victoria. En París gobernarán en alianza con la alcaldesa socialista Anne Hidalgo, quien logró su reelección.

Por otra parte, la ultraderecha ganó por primera vez en una ciudad con más de 100.000 habitantes, Perpiñán, en el sureste del país. Louis Aliot, de la Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, venció con 54% de los votos al alcalde en funciones, Jean-Marc Pujol.

En cuanto al partido de gobierno, sólo ganó en Le Havre, en el noroeste francés, de la mano del primer ministro, Édouard Philippe. Sin embargo, lejos de dar tranquilidad, esta victoria representa un desafío para el presidente.

Macron llegó al Elíseo tras una campaña en la que perfiló al suyo como un partido cercano a lo que se conoce en Europa como la tercera vía: liberal pero con preocupaciones sociales, ecologista pero en alianza con el sector privado y, sobre todo, renovador. Sin embargo, las políticas que impulsó desde el gobierno fueron catalogadas como conservadoras y criticadas por ser perjudiciales para los trabajadores y los sectores más débiles de la sociedad.

En 2020 Macron empezó sus últimos dos años del actual mandato con señales hacia la izquierda que, según informan los medios galos, esperaba retomar en las próximas semanas, reformando su gabinete para darle un giro más social y ecológico. Una señal clave de ese giro era la salida de Philippe, una figura vinculada con los sectores más conservadores de La República en Marcha. Su victoria, así como la derrota de los representantes del partido más vinculados a lo social y lo ecológico, pone un manto de dudas sobre el futuro del gabinete.