“Es increíble lo que generó Aguante el Fasismo. Con los años se transformará en un espectáculo de culto. Es la Murga Joven del año. Todos hablan de ella. Muchos la aplauden, otros la lamentan. Pero, sin dudas, es la más nombrada, la que más se canta y la que todos quieren ver”, escribió acertadamente el usuario de X, @juan_bagnasco, pocos días después de la primera pasada del novel conjunto carnavalero por el escenario del teatro Florencio Sánchez.
La madrugada del lunes pasado en el Teatro de Verano, ni bien concluyó la última etapa de una nueva edición del encuentro Murga Joven coorganizado por la Intendencia de Montevideo y el Taller Uruguayo de Música Popular (Tump). El jurado compuesto por Nicholas Hugo, Leticia Ramos y Amalia Amarillo dio a conocer los cincos conjuntos merecedores de menciones por el destaque de sus espectáculos y una larga lista de reconocimientos especiales.
El quinteto destacado del encuentro 2025 lo integraron las murgas Embajadores del Buen Humor, El Nuevo Sacrificio del Ciervo Sagrado, La Gata Mara, La Resaka Que Te Mantiene y Sing A Roos. Por su parte, Aguante el fasismo, la murga joven del momento, fue reconocida como Revelación de encuentro y recibió menciones especiales en las categorías de Textos, Propuesta creativa, Bajada, Recitado, Presentación, Personaje(s)/Cupletera/o y Canción por “La eutanasia”.
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Rupturismo salpicado con homenajes a otro carnaval
Los pseudoanónimos Mauro, nachito, sara, mariel, janu, pablo pablo da Costa da costa, porto, feli, nat, mica, agus, guille nugget, porcorrex, marti S, mateo, pipu, gastón alf, maite, emi y vicky, además de actuar y cantar, son quienes firman el libreto del espectáculo de Aguante el fasismo, en su primera participación en el encuentro.
La primera hoja del documento la ocupa un escudo patrio de colores verde y blanco. Los laureles son sustituidos por cogollos y hojas de marihuana y en el centro, como símbolo máximo de identidad, se erige un cigarro cuyo encendido podría haber provocado una explosión inesperada.
A primera vista, la murga impresiona por sus maquillajes góticos, al estilo de los grupos noruegos de black metal, aunque un segundo después, cuando el conjunto se afirma para cantar, resuena el espíritu de la Antimurga BGC, no tanto por la calidad de su coro, sino por una cierta actitud escénica de fuerte compromiso teatral y gestual que se sostendrá de forma coherente de principio a fin del espectáculo.
Es cierto, el coro puede espantar a los más y menos tradicionalistas del género y confirmar todos los prejuicios de aquellos que hablan pestes de la fiesta de Momo en su versión local. En su primera participación en Murga Joven, el conjunto pone su energía en un lugar alejado de la afinación, aunque a la vez, y sorpresivamente, logra conquistar con la interpretación rústica de unas cuantas buenas melodías.
De la mano de su espectáculo, con la eutanasia como principal disparador temático, Aguante el fasismo se presenta como una murga nihilista que juega con los uruguayismos para hablar de nuestra relación con la muerte y la vida, y con el humor como principal objetivo. Son muchas las reflexiones que cada espectador puede extraer de sus textos, pero serán probablemente sus ocurrencias de comedia lo más valioso que quedará resonando en la cabeza del espectador.
“Hay ke festejar toda la vida (al ritmo de la murga) y vamo arriba, hay ke festejar toda la vida (al ritmo de la murga), y vamo arriba; la vida es para gozarla, es un regalo precioso, si vos no estás disfrutando; kapaz algo tenés roto, es todo lo ke está bien la vida, es lo más hermoso, de hecho no hay otra kosa, kalifikarla es medio choto”1, cantan con música de Los Fabulosos Cadillacs, a propósito de la popular cultura del optimismo y la autoayuda.
El hilo conductor de la murga lo lleva Pablo da Costa en el personaje de Bufarreti, un hombre deprimido que mueve cielo y tierra para tramitar su eutanasia y en su camino descubre desconcierto, locura y respuestas ambiguas de instituciones y personas. “Kuántes hay ke kansades de la vida, enfermes de verdad o por el tedio, buscan poner un final a la misma, sin suficiente dignidad en el proceso”. El cupletero, quien es además una figura central y omnipresente, se asemeja a un Esmoris con la batería baja. En su voz se puede escuchar el desdén de Leo Masliah y Guillermo Lamolle.
En uno de los mejores cuadros del espectáculo, Aguante el fasismo trae al recuerdo “Guitarra Negra” de Alfredo Zitarrosa: “Hoy anduvo la muerte buskando en mis cajones la Montevideo Libre; el abono de TCC; la tarjeta joven; la Oca de mi vieja; la fotokopia de la cédula de mi tío por el deskuento de Aute; el kontakto de la amiga de mi vieja ke hacía pizzas en el teatro de verano y nos dejaba pasar”, en otros se apoya en los Buby’s y el Canario Luna y se ríe -o llora- con los usos y costumbre del universo Murga Joven.
Además de los buenos textos y la propuesta estética arriesgada, algunas de sus selecciones musicales, a tono con la historia narrada, sorprenden gratamente, en especial en aquellos amantes del indie rock y las bandas de post-punk. En ese sentido, la retirada de la murga es todo un hallazgo: se combinan “El año que viene en Jerusalem” de La Hermana Menor, “Modelos de prueba” de 107 faunos y la hermosa “There is a light that never goes out” de The Smiths.
Con esa música melancólica y bailable, antes de bajar la murga aclara: “Aguante el fasismo es una joda, no es literal, y si el 121 de bañadera nos tokó, si se koncentra podrá eskucharnos desde el fondo del mar”.
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Los textos se reproducen tal y como aparecen en el libreto presentado por la murga. ↩