La selección uruguaya de hándbol masculino consiguió, por segunda vez consecutiva, la clasificación al Mundial de la disciplina que se realizará a comienzos de 2023 en Polonia y Suecia. La celeste clasificó en el marco del Campeonato Sur Centroamericano disputado en Recife, Brasil. Se otorgaron allí cuatro plazas para el Mundial, y Uruguay se quedó con una de ellas rápidamente, al debutar con victoria 42-9 sobre Bolivia.

El torneo dividía a las ocho selecciones que iban a participar en dos grupos. Uruguay debía enfrentar a Argentina, Bolivia y Colombia, pero finalmente los colombianos no concurrieron por complicaciones derivadas de la pandemia. Con esto, los celestes tuvieron que demostrar una presumible superioridad sobre la selección boliviana para meterse en semifinales.

En el otro enfrentamiento del grupo, contra Argentina, Uruguay cayó 43-18. Con el segundo puesto de la serie, Uruguay debió enfrentar a Brasil en semifinales −derrota 48-20− y a Chile el sábado por el tercer puesto. En el encuentro decisivo para subirse al podio, la selección chilena venció por 29-21.

“El torneo estuvo muy bueno. Como jugador, estar en la selección es algo diferente y único”, destacó Maximiliano de Agrela. “Teníamos dos objetivos, uno que era clasificar al Mundial y otro volvernos con una medalla, que no pudimos, pero la revancha siempre está a la vuelta de la esquina”, agregó. Esa revancha, dijo, puede ser en los Juegos Odesur que serán en octubre.

“Volver a entrenar para un Mundial es una motivación extra día a día”, resaltó De Agrela, quien además valoró el compromiso de que en un deporte amateur “cada uno de los deportistas deje sus quehaceres para poner como prioridad el entrenamiento colectivo”.

Los jugadores que defendieron a la selección uruguaya en este torneo Sur Centroamericano y consiguieron la clasificación fueron: Felipe González, Felipe Navarrete, Andrés Viera, Bruno Borba, Maximiliano de Agrela, Rodrigo Botejara, Máximo Cancio, Nicolás Fabra, Diego Falabrino, Santiago Rodríguez, Santiago Ancheta, Gerónimo Goyoaga, Federico Rubbo, Santiago Piedad, Gabriel Chaparro, Bruno Méndez y Zion Ramos.

El cuerpo técnico lo integraron: Nicolás Guerra, Alejandro Trejo, Diego Domínguez, Santiago Ramírez y Andrea Beltrán.

Como acontecimientos a destacar, Borba, Piedad, Rodríguez y Ramos debutaron en la selección mayor. A su vez, Guillermo Milián se perdió la posibilidad de viajar por ser covid positivo, mientras que Ancheta, Falabrino y el fisioterapeuta Ramírez se encuentran aún en Recife, pues dieron positivo de covid previo al regreso.

Competir arriba

Tras la clasificación obtenida la pasada semana, Alejandro Trejo, ayudante técnico de la selección, habló con Garra. “La clasificación como tal, la evaluamos de forma positiva y tiene el valor en sí misma de permitirnos estar nuevamente en un Mundial, dar continuidad a participar y competir en la alta competencia mundial”, resaltó.

Con relación al nivel del torneo, contó cómo progresó la celeste. “Los partidos con Argentina y Brasil se presentaron muy duros; sabiendo de antemano que la diferencia era grande, no esperábamos tener un goleo tan alto en contra”, reconoció el asistente técnico. Con lo analizado a partir de esas presentaciones, buscaron hacer correcciones para el partido con Chile, en el cual “logramos tener un primer tiempo en el que supimos manejar mejor el balón (tuvimos sólo cinco pérdidas) pero no fuimos eficaces al lanzar, y ellos sí lo fueron”, detalló.

A la hora de explicar las realidades por las que Uruguay suele estar por debajo del nivel de las potencias del continente, Argentina y Brasil, Trejo opinó que hay varios puntos desde donde mirarlo. “El principal es que nosotros estamos participando junto a ellos de la alta competencia o alto rendimiento, pero no lo hacemos dentro de los parámetros de deportistas de alto rendimiento. Las condiciones en la preparación de los torneos en las que se desenvuelven algunos deportistas y cuerpos técnicos del alto rendimiento necesitan ser mejoradas”, comentó. Hace referencia, entre otras cosas, a la profesionalización de jugadores y del cuerpo técnico, que en Uruguay no se vive.

Por otra parte, desde el cuerpo técnico celeste opinan que hay otras diferencias “de más fácil resolución” para acercarse a naciones como Chile, más próximas a Uruguay en el espectro de rendimiento. “Uno de los aspectos es tener un gimnasio propio de la Federación Uruguaya de Handball que permita un trabajo anual coordinado y planificado de todas las selecciones nacionales”, contó. Reconoció que es cierto que existió un avance, “pero todavía no se termina de gestionar y plasmar la idea”.

“Otro elemento es la mejora de la condición física que le permita a los jugadores tener más capacidad de uso de sus capacidades técnico-tácticas”, y para ello “se precisaría destinar un refuerzo en los recursos humanos”, dijo. “La formación continua de entrenadores, la gestión de recursos financieros para poder cubrir aspectos de traslados a disputar partidos amistosos con clubes o selecciones de Argentina o Brasil, la implementación de campamentos deportivos en el interior del país, son también otros aspectos que sin duda ayudan al desarrollo de los niveles de juego de las selecciones”.

Al margen de todo esto, concluyó que “un punto importante es lograr mejorar el nivel de la competencia nacional”, aumentando la cantidad de partidos y la cantidad de equipos que participan en las distintas divisiones.

Uruguay estará en el Mundial por segunda vez en su historia. La selección volverá a prepararse para ese gran objetivo, mientras que tanto la federación como jugadores y entrenadores también tienen mucho por lo que seguir trabajando para mejorar aún más el nivel.