Este martes se cierran los octavos de final. El último partido será entre Portugal y Suiza, un encuentro que suena a melancolía, porque bien Uruguay pudo (o al menos aspiraba) a estar ahí. No fue, y el duelo es entre europeos.

Los portugueses parten como favoritos. Han tenido muy buenos exponentes en la fase de grupos, más allá de que perdieron contra Corea del Sur jugando con suplentes. Bruno Fernandes es la clave en la mitad de la cancha, Cristiano Ronaldo siempre incide, João Félix es referencia en ataque, tiene buen arquero, Diogo Costa, y muy buena defensa.

Suiza, tal vez por poca tradición futbolística, siempre es menospreciada. Sin embargo, viene haciendo un muy buen Mundial. En su grupo se metió segunda haciendo todos los deberes, o sea, ganó los dos partidos contra rivales directos y perdió sólo contra Brasil, una cosa que parecía hasta lógica en la previa. Entre sus piezas más importantes se destacan los zagueros Manuel Akanji y Niko Elvedi, el siempre gravitante Granit Xhaka, el talentoso Xherdan Shaqiri y el delantero goleador Breel Embolo.

En la cancha

Por lo visto en fase de grupos, la propuesta de Portugal tenderá a ser más ofensiva que la de la selección suiza, que no por defensivos dejan de tener buenas cualidades atacantes: Suiza es muy buena con el contragolpe.

En la mitad de la cancha se definirán cosas. Si los lusos tienen la solidez de William Carvalho, más la dinámica de Bernardo Silva y Bruno Fernandes, pueden tener más chances de ganar el partido. Lo de Suiza no será la posesión, pero sí la verticalidad. Juegan por bandas, pero no abusan de tirar centros, sino más bien van con pases cortos.