Brasil ganó por la mínima en Londres con Uruguay. En un partido muy apretado y jugado con todo, como todo juego entre uruguayos y brasileños, los de la verdeamarela hicieron la diferencia con un gol de penal de Neymar, en una falta que seguramente no debió haber sido sancionada. Fueron 90 minutos intensos, cansadores y de muchísimo esfuerzo, sobre todo de los uruguayos, que, como consecuencia de las diez ausencias forzadas por lesiones debieron jugar con una defensa absolutamente inédita, con dos debuts absolutos y ajustes forzadísimos para sostener uno de los innegables pilares de las producciones orientales.

En 102 años de enfrentamientos y decenas de partidos, que incluyen finales, definiciones y picantes amistosos, los encuentros entre Uruguay y Brasil siempre han tenido algo para recordar: el de este viernes fue el primero que les tocó jugar en territorio europeo.

En 1919 se jugó la primera final entre estos equipos, en Río de Janeiro, y se decidía el título. Jugaron más de dos horas y al final apareció el gol brasileño. Pixinguinha, de los padres del samba brasileño, quedó conmovido por aquel juego y esa misma noche escribió uno de los temas icónicos de este género, que se llamó “1x0”.

Fue estupendo el arranque, pero no sólo del partido, sino de la semana de Bruno Méndez. Es que apenas si aprontaba un bolsito para ir a jugar un par de amistosos con los juveniles a Chile cuando a Bruno le llegó la citación a la mayor, entrenar con Luis Suárez y Edinson Cavani y después, como si fuera poco, ser titular en el partido con Brasil. Bruno Méndez no le preguntó por el auto a Roberto Firmino, ni por el grupo de Pagode que esté escuchando Neymar, sino que directamente embaló y cortó el juego una y otra vez al arranque del partido, presagiando un debut casi soñado. El arranque fue entreveradísimo en cuanto a concreción de jugadas y armado de sociedades creativas. Creativas, digo, porque sí hubo sociedades armadas para neutralizar, desbaratar. A los 6 minutos llegó la primera cuando un tiro libre de Neymar hizo volar a Martín Campaña, que la mandó al córner.

El equipo de Tabárez empezó con un 4-1-4-1, con Lucas Torreira por delante de los centrales, que después se transformó en un 4-5-1, con Cavani cambiando con Gastón Pereiro para ayudar, y mucho, a sus compañeros por donde arrancaba Neymar. Poco a poco, Brasil empezó a jugar en el campo celeste y generó un par de jugadas de extremo peligro que solamente no fueron gol por sendas posiciones adelantadas. La enorme calidad técnica de los brasileños hizo la diferencia en cuanto a progresiones en campo contrario. A los 20 minutos la sensación empezaba a ser un poco opresiva por la potencialidad de las llegadas a tres cuartos de campo celeste. A los 21 Suárez robó la pelota y en un segundo acomodó su cuerpo y le pegó de afuera del área haciendo intervenir a Alisson, el golero brasileño, que salvó a su equipo mandando la pelota al córner.

La enorme aptitud técnica y creativa de Neymar generó muchas jugadas peligrosas de por sí, pero también abrió espacios debido a la extrema atención de los uruguayos. Lo mejor de los celestes se dio en el último cuarto de hora de la primera, ya que lograron sacarse de encima a los brasileños cortando una y otra vez pero lejos de Campaña y con Suárez y Cavani requecheando una cosita por aquí, otra por allá, sobras limpitas y naturales con las que consiguieron la mejor jugada de ataque, cuando Luis optimizó una pelota que estaba cerca de sus pies y metió un pase en profundidad para Edinson Cavani, que definió de primera exigiendo una vez más a Alisson, quien, al final, en la primera parte, tuvo más acciones extremas que Martín Campaña.

Entre la luz y la niebla

El arranque del segundo tiempo fue otra cosa. Mismo concepto de neutralizar, pero mucho más arriba. Y entonces, los quites y la rápida resolución de las habilitaciones generaron jugadas peligrosas para el arco brasileño. Un tiro libre de Suárez hizo otra vez volar a Alisson. Un desborde de Pereiro generó un cabezazo peligroso de Matías Vecino. La variante nacida de las correcciones del vestuario era llevar el partido más arriba, más cerca de Alisson. Otra vez Luis Suárez, junto a Edinson Cavani –dos cracks de los de verdad– se internó con profundidad en el área y alimentó una posibilidad de gol que no pudo llegar a las redes. Neymar, con su enorme capacidad, siguió asumiendo con omnipresencia el juego brasileño y otra vez los 11 celestes quedaron solidariamente apretados contra su arco, lo que sumó esfuerzo y preocupación. Otra vez Edin y Suarez casi llegan al gol, pero a la media hora el árbitro pitó con delay un penal dudosísimo que arrancó con una mano del brasileño y que Neymar cambió por gol.

Ese tanto varió por completo las condiciones de juego, y Brasil quedó más liberado para correr ante la desesperación celeste. Entraron Jonathan Rodríguez y después Federico Valverde (también Mauricio Lemos por lesión de Mathías Suarez), pero ya no hubo chances de cambiar el resultado del partido, que dejó en la historia el primer enfrentamiento entre brasileños y uruguayos en Europa, pero también una nueva muestra de compromiso y competitividad y un nuevo capítulo de la institucionalización de las selecciones nacionales y de la formación de sus futbolistas: Bruno Méndez.