¡Qué bueno! ¡Qué malo! Nacional jugó en el Parque Central ante Bragantino su mejor partido de la Libertadores y tal vez de esta temporada. Le ganó 3-0 al elenco paulista con dos goles en el primer tiempo (Alfonso Trezza y Camilo Cándido) y otro de penal ya cerca del final del partido (Franco Fagúndez), pero sin embargo quedó eliminado de la Libertadores, porque Vélez en Buenos Aires aplastó a Estudiantes de La Plata.

Nacional, como el año pasado, pasó a octavos de final de la Copa Sudamericana, y el viernes, cuando se realice el sorteo de esta instancia, sabremos contra quién seguirá buscando avanzar en la competencia. ¿Será una competencia más a la altura de las actuales circunstancias? Eso nunca se sabrá, pero es bueno que pueda seguir con la ilusión de una muy buena copa.

¡Qué bueno ver una victoria tan compacta ante un rival de categoría que jugaba por su clasificación! ¡Qué bueno asegurar la continuidad de la competencia internacional, ahora en la Copa Sudamericana! ¡Qué malo no haber pensado en sostener el empate una semana atrás ante Vélez y dejar que los argentinos en la última jugada del partido ganaran y pasaran en la tabla a los tricolores! ¡Qué malo quedar afuera de la Libertadores cuando el mejor partido, cuando la mejor victoria!

Era una final para el equipo de Pablo Repetto. Triunfo o nada. Así lo afrontó, así lo sostuvo, así lo ganó con sólidos rendimientos en todas sus líneas, y con los bríos de Nicolás Marichal, la dinámica entrando en el terreno del aplomo de Felipe Carballo, y la jerarquía de Emmanuel Gigliotti. Pero no, no fueron ellos los mejores exponentes de Nacional, que anoche tuvo fundamentalmente en Diego Zabala, Camilo Cándido y Alfonso Trezza a los motores de la victoria.

¡Qué macana!

El fútbol, el deporte es pasión, y a veces es muy difícil congeniar en un resquicio de corazón y razón qué es lo importante en algunas instancias de la competición. La gente en el Parque Central hacía, antes de iniciarse este trascendental encuentro con la spica pegada al oído, su razonado lamento de no haber rematado con empate aquel complicado partido de una semana atrás ante Vélez Sarsfield.

Esto se trata del partido entre tricolores y Bragantino, pero empieza en aquel partido de una semana atrás, de aquel gozoso y agónico empate parcial, y la búsqueda de una victoria que parecía posible, y fue imposible. Pero lo peor es que con aquel puntito todo hubiese sido más simple, o sin andar dependiendo de otros.

Planificar un partido con la condición necesaria de ganar, sin importar el rival, para poder seguir adelante en la competencia internacional, complejiza muchísimo la acción. Más si el rival es brasileño y juega con el colchón de seguir participando en competiciones internacionales sólo con el empate.

Adentro

Van ocho o nueve minutos nerviosos. Nada por aquí, nada por allá. Ni un ataque punzante de ninguno. Nacional con un apretado 4-2-4 esperando a los brasileños, Bragantino a su ritmo intentando progresar. Entre Diego Zabala y Camilo Cándido con dificultad hacen equilibrio con la pelota sobre la banda izquierda, como un par de equilibristas de circo practicando sobre una red floja. Al final la consiguen y Cándido hace dos toquecitos a los tropezones, pero el tercer toque es un paso de primer bailarín con el que le filtra la pelota al espacio a Zabala. Diego, el Didí pícaro de Villa Colón, se mete al área con malicia, levanta la cabeza y mete un centro fuerte que el arquero Cleiton no pudo retener. En su rebote cortito apareció picarón en el área chica Alfonso Trezza, como cuando jugaba a ser goleador en los campitos de Florida, y puso el 1-0. Así era distinto. Encontrar un estado de tranquilidad, un andar más cómodo sin pensar en que te podés caer.

Al rato Gigliotti, con sus treinta y tantos en modo jerarquía y asumiendo un rol de necesario protagonista, picó, como hace una década con bríos de veinteañero, y en el momento de optimizar aquella jugada se tomó un par de segundos para elegir un tiro franco y potente que Cleiton sacó en gran atajada.

Creció, por obligación, Bragantino, pero Nacional lo siguió controlando. Llegando a la media hora otra vez los equilibristas del costado izquierdo volvieron a realizar su obra, esta vez con la participación estelar de Felipe Carballo, que metió un pase exquisito para Zabala. Didí, como en el pastito de las viviendas del Complejo América, o en las gloriosas matas de la cancha del Libertad Washington, se mete al área y mete un centro bandido y picante que aprovecha de vivo Cándido para meter el segundo gol.

Un momento trascendente el de la diferencia para los que estaban sobre el césped. Un momento de crispación fuera del campo pensando en que aquel punto perdido por lógica y orgullosa ambición hubiese alcanzado para seguir adelante en la Libertadores. Es que Vélez le estaba ganando a Estudiantes...

No ceda el paso

Un partido tan complicado no da descanso ni con dos goles de ventaja. No hay lugar para las distracciones, ni para las frustraciones de lo que ya no fue.

Las expectativas de seguir en la Libertadores ya nada podían pesar en el juego de los tricolores, que transformaban el premio consuelo de la Sudamericana en una competencia jerárquica tal vez más a la medida de la condición de competencia. Quedarse en contienda continental y no caer en el abismo de un semestre sin más competencia que la interna. Nada mal pensándolo desde ese lado, aunque el granito de la derrota en la hora con Vélez seguía molestando.

Manteniendo la concentración plena, sin la tensión de los resultados, casi llegando al minuto 40 de la segunda parte, un penal provocado por una mano generó el tercer gol de los tricolores, en una curiosa definición de Franco Fagúndez, que remató, dio en los dos caños a la derecha y a la izquierda, en la espalda del golero Cleiton y se metió llorando, pero entró. Ha tenido problemas en esta temporada Nacional con los penales, por lo que cambiarlo por gol vale.

El 3-0 reforzó o viró el ambiente ahora abiertamente festivo, a pesar de la frustración de la Libertadores, o con la esperanza de avanzar en la Sudamericana.

Tal vez este fue el mejor partido de la temporada, que sirvió para reafirmar el nivel de competencia internacional más a su medida.

Veremos cómo sigue el camino.

Detalles

Copa Libertadores 2022 – Grupo C - 6ª fecha
Estadio: Gran Parque Central
Árbitros: Wilmar Roldán, Alexander Guzmán y Wilmar Navarro (Colombia).

Nacional (3): Sergio Rochet; Leandro Lozano (60′ José Luis Rodríguez), Leonardo Coelho, Nicolás Marichal, Camilo Cándido (60′ Christian Almeida); Felipe Carballo, Yonatan Rodríguez, Alfonso Trezza, Diego Zabala (86’ Leandro Otormín); Alex Castro (77′ Franco Fagúndez) y Emmanuel Gigliotti (77′ Juan Ignacio Ramírez). Entrenador: Pablo Repetto.

Bragantino (0): Cleiton; Andrés Hurtado, Leo Ortiz, Natan (77′ Miguel), Ramon, Jadsom (57′ Alerrandro), Eric Ramires (57′ Lucas Evangelista), Praxedes, Artur, Ytalo (77′ Jan Hurtado) y Helinho. Entrenador: Mauricio Barbieri.

Goles: 9′ Alfonso Trezza (N), 32′ Camilo Cándido (N), 84′ Franco Fagúndez –de penal- (N).

Grupo C

Pos Club PJ PG PE PP GF GC DG PTS
1 Estudiantes 6 4 1 1 8 5 +3 13
2 Vélez Sarsfield 6 2 2 2 12 11 +1 8
3 Nacional 6 2 1 3 7 7 +0 7
4 Bragantino 6 1 2 3 5 9 -4 5