El escritor Vidal Escabia, siguiendo un dictamen de su mentor ya fallecido, el también escritor Altobelli, debe seleccionar de su biblioteca 71 libros y colocarlos en un cuarto mal iluminado de la casa para que “algún día, cuando como lector estuviera más curtido, algunos de ellos llegaran a constituir un muy subjetivo canon intempestivo”.