“Las cartas compiladas dan cuenta de la confianza en el genio creador, aunque el hombre que las escribe cae dos por tres en el fatalismo, la negación del prójimo o la autoconmiseración. En una de sus últimas cartas, escrita un mes antes de su muerte a raíz de un fallo cardíaco a los 44 años, con el alcohol vedado y la cuenta bancaria casi en cero, señala que su trabajo se asemeja a la extracción de uranio de su interior, con ‘medio kilo por cada tonelada cúbica de ideas descartadas’” (Martín Bentancor).