El último levantamiento blanco contra el gobierno de José Batlle y Ordóñez finalizó el 10 de setiembre de 1904. La herida recibida en la batalla de Masolller por el caudillo Aparicio Saravia, que moriría unos días después, desencadenó el desbande de los rebeldes. Fernando Klein se pregunta quién disparó la bala que mató al líder nacionalista y las hipótesis se plantean en medio de una narración extensa. Como en otros de sus trabajos anteriores (Juan Idiarte Borda: el asesinato de un presidente, Baltasar Brum: el suicidio de un presidente), el historiador recurre a una estructura de ficción para adentrarse en episodios violentos que fueron constituyéndose en mitos de la identidad uruguaya.