¿Qué es una cosa? Con la ambivalencia y la amplitud referencial de esa palabra comodín juega la italiana Giulia Sagramola en Una cosa rara y nada graciosa. La irrupción de lo inesperado y cómo lo vive una niña dan la punta de la madeja para desenredar un misterio en forma de pelusa.
“Esa cosa rara y nada graciosa se me cayó encima un buen día”, enuncia en primera persona en la primera línea de texto e instala el asunto sin necesidad de presentaciones ni de ubicación espacio-temporal. Pero la ilustración ya había hecho lo suyo y desde la portada, pasando por las guardas y la portadilla, se ambienta al lector en una ciudad un día de lluvia copiosa, y esa cosa nada graciosa que persigue a la protagonista es bastante parecida a un nubarrón. La sonrisa con la que lo observa en la portada desaparece para dejar lugar a un gesto de desazón.