El Ministerio del Interior (MI) resolvió revocarle la residencia y expulsar a Adriano Sessa, el argentino que organizó una fiesta clandestina este sábado en Bahía del Pinar, cerca de Portezuelo, a la que concurrieron 560 personas. Según indicaron fuentes de la cartera a la diaria, el ministro Jorge Larrañaga dispuso la cancelación de la residencia temporaria oportunamente otorgada por la Dirección Nacional de Migración y, como consecuencia de lo anterior, se dispuso su expulsión del territorio nacional.

Las razones que se invocaron por el MI son de orden público y de índole sanitaria en tanto violó normas que expresamente prohíben aglomeraciones en función de la emergencia sanitaria oportunamente declarada por el Poder Ejecutivo.

Según indicaron fuentes de la cartera a la diaria, se entiende que Sessa abusó del beneficio de residencia; por esto es el ministro quien siguió el tema de cerca y consideró la sanción como una medida “ejemplarizante”.

El comportamiento de los organizadores argentinos desnaturaliza el beneficio de residencia otorgado por las autoridades nacionales y los haría pasibles de expulsión al incumplir la ley que prohíbe las aglomeraciones, el decreto que establece la emergencia sanitaria y disposiciones departamentales, indicaron las fuentes.

Según informó El País, el lugar de la fiesta es un predio privado cuyo propietario es un ciudadano argentino y no fue la primera vez que se realizaba un evento de estas características.

Ante el aumento de casos de coronavirus, que no cesa desde hace semanas, se ha reforzado la intervención de la Policía en aglomeraciones y fiestas clandestinas. Víctor Trezza, jefe de Policía de Canelones y Maldonado, dijo en una entrevista con 970 Noticias Primera Edición que una vez disuadida la aglomeración, las personas migran a localidades cercanas “o no tan cercanas” para continuar con la actividad.

Recientemente se destacaron dos aglomeraciones por su masividad, una en Piriápolis, con 500 personas, y otra en Ocean Park, con “ciento y pico de personas”, indicó Trezza. De todas formas, han identificado infracciones en localidades más pequeñas como San Jacinto, Tala y Las Piedras. “Hoy la tecnología permite que bajen bebidas, prendan un parlante inalámbrico y bailen. Alguna picada también se arma”, agregó.

“No se toma conciencia. No respetan la distancia ni el tapabocas. Nosotros hace tres días perdimos a un policía que estuvo 30 días internado”, consideró Trezza, y opinó: “No hay que faltarle el respeto a la enfermedad. Hay que tener cuidado. Hay mucha gente que no toma conciencia, y no hablo de los jóvenes, hay mayores. Hemos disuadido aglomeraciones con gente de cincuenta y pico de años”.