Hoy se cumple un nuevo año de la creación en 1977 del Comité Coordinador del Frente Amplio (FA) en el exterior, un bastión de significativa relevancia en la lucha contra la dictadura uruguaya. Poco antes, con motivo del Encuentro de los Parlamentos Europeos y Latinoamericanos, se había realizado en el teatro Gorostiza de la ciudad de México un trascendente acto con el objetivo de buscar acuerdos tendientes a unificar la lucha de las fuerzas de oposición en la resistencia. Con la redacción de nuestros compatriotas y dirigentes Hugo Cores, José Díaz, Enrique Erro y Enrique Rodríguez, se aprobó el documento de cinco puntos del “Acuerdo de México” que, finalmente, no alcanzó a consolidarse.
Varias fueron las razones que condujeron a su naufragio, pero el dilema primordial radicó en dos opciones estratégicas clave que impidieron la alianza. En esa perspectiva, la disyuntiva radicaba entre quienes afirmaban que “el FA o lo que queda del FA” no era la herramienta ajustada a las circunstancias y quienes defendieron a “capa y espada” su validez. La historia volcó la balanza a favor de la vigencia del FA en toda época y en cualquier circunstancia, a pesar de la implacable persecución y el ensañamiento más despiadado a que fueron sometidos sus incondicionales defensores y militantes.
Creación y declaración del Comité Coordinador del FA
En Berlín, en las jornadas del 12 y 13 de octubre de 1977, en plena resistencia a la dictadura civil y militar en nuestro país, quedó formalmente constituido el Comité Coordinador. A las reuniones concurrieron delegados acreditados de las organizaciones políticas frenteamplistas y un representante del grupo de ciudadanos no pertenecientes a ningún sector político. Participaron el doctor Hugo Villar, el diputado Rodney Arismendi, el ingeniero Óscar Maggiolo y el doctor José Pedro Cardoso, quien llevó la posición de la Dirección del FA en Uruguay.
Para la reunión se recibieron y tomaron en cuenta propuestas y declaraciones formuladas por organizaciones y personalidades frenteamplistas que no pudieron estar presentes. Cardoso informó sobre la situación en Uruguay. En su exposición, trasladó los acuerdos favorables de la Mesa Política clandestina, presidida por el profesor Juan José Crottogini, y del general Liber Seregni en sus cartas desde la prisión, a la organización del FA en el exterior. En la sesión, Hugo Villar fue designado secretario ejecutivo. A partir de entonces el comité se reuniría en las ciudades de Madrid y Barcelona.
En una rigurosa síntesis de sus resoluciones más trascendentes, se destacan:
» “Reafirmación de la existencia militante del FA. Aunque las estructuras organizativas normales del gran movimiento popular tengan trabado su funcionamiento por la represión dictatorial, el Frente existe y es una fuerza real que se proyecta hacia el futuro, apoyada en hechos políticos y morales de una indiscutible significación”.
» “Si bien los organismos intermedios y de base no pueden cumplir por hoy de igual manera los objetivos que dinamizaron su memorable impulso, el frenteamplismo está vivo, podía decirse que como una fervorosa mística política, en la conciencia y en la actitud firme de las vastas capas populares en las que germinó y creció como una esperanza de transformación nacional”.
Un solo FA dentro y fuera del país
La tarea del Comité Coordinador se orientó sobre la base de dos premisas fundamentales. En primer lugar, que el FA en el exterior era la expresión del FA en Uruguay. Un solo Frente dentro y fuera del país. Por lo tanto, toda su acción política estaba basada en los documentos y compromisos políticos acordados desde su fundación. Y en segundo lugar, que existía una sola Dirección del FA que desde siempre funcionó dentro del territorio uruguayo, donde se desarrolló la lucha contra la dictadura.
Por su parte, el plan de trabajo se apoyó en cuatro pilares decisivos: mantener y fortalecer la unidad del FA; coordinar el trabajo unitario de los frenteamplistas radicados en el exterior; estimular el proceso de unidad de todas las fuerzas antidictatoriales; fortalecer la solidaridad internacional con el pueblo uruguayo, especialmente por la libertad de Liber Seregni y de todos los presos políticos, como parte de la gran campaña por la Amnistía General.
El FA organizado en 29 países de cuatro continentes
El Comité Coordinador desarrolló una intensa labor en el exterior desde 1977 a 1984. Uno solo dentro y fuera de Uruguay, llegó a organizarse en 50 comités de base de 29 países de América, Europa, África y Oceanía. La nómina comprende a Alemania (RDA), Angola, Argentina, Australia, Austria, Bélgica, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica, Cuba, Checoslovaquia, Dinamarca, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Holanda, Hungría, Italia, México, Nicaragua, Noruega, Panamá, Suecia, Suiza, Unión Soviética y Venezuela.
En Europa hubo dos encuentros de comités del FA. El inaugural se extendió los días 19, 20 y 21 de marzo de 1982 en París, y el segundo en noviembre de 1983 en Bruselas. En Suecia se organizaron encuentros nacionales de comités del FA en 1981, 1982, 1983 y 1984.
Hoy se cumple un nuevo año de la creación en 1977 del Comité Coordinador del Frente Amplio en el exterior, un bastión de significativa relevancia en la lucha contra la dictadura uruguaya.
Fue un exilio de cara a Uruguay, comprometido políticamente, activo, organizado, con orientación unitaria y claridad política en sus objetivos. Exilio que actuó en todo momento postergando diferencias, jerarquizando objetivos comunes, que trató de prepararse mejor para el regreso y que estuvo a la altura de un pueblo que dentro del país luchó valerosamente, a pesar de la represión golpista.
El regreso del doctor Hugo Villar a Uruguay
Su retorno a Uruguay fue el sábado 14 de julio de 1984. El boletín de la Comisión de Propaganda del FA para uso interno, en un recuadro, titulaba el 14, día del regreso: “Bienvenido Compañero Villar”. La nota incorporaba conceptos expresados por Villar en la jornada del 25 de agosto de 1971: “Somos un pueblo en marcha. El Frente Amplio nació como un movimiento de raíces esencialmente populares. Nació del pueblo. Y por eso es el intérprete cabal de las necesidades de nuestro pueblo, de los problemas que afectan al país. Por eso el FA es la única fuerza política capaz de realizar las profundas transformaciones que el país requiere; porque es el pueblo mismo quien elige el camino y lucha y trabaja por sus propias soluciones”.
Hugo Villar regresó al país acompañado por su esposa, Haydée Ballestero. El viaje programado por los médicos que organizaban la VII Convención Médica Nacional fue implementado por José Germán Araújo desde CX 30 La Radio. El trayecto por la rambla capitalina, desde el aeropuerto de Carrasco hasta la sede de AEBU, insumió unas ocho horas, extendiéndose desde las 14.00 a las 22.00. Decenas de miles de uruguayos saludaron a la caravana, agitando banderas del FA, de sus sectores políticos y algunas del Partido Nacional. En varios tramos del trayecto, apenas pudo avanzarse a paso de hombre.
El legado: fortalecer la mística frenteamplista
El FA ganó las últimas elecciones por amplio margen y su esforzada militancia –como ha sido siempre, aun antes de su fundación– fue puntal decisivo para la victoria. De aquel exilio que por su conducta honró a nuestro país en el extranjero y supo conquistar el respeto, el afecto y hasta la admiración de los pueblos que lo recibieron, han transcurrido más de 40 años. Gobiernos, organizaciones políticas, sindicales, sociales y poblaciones supieron demostrar ese respeto y afecto, generando la más amplia y formidable expresión de solidaridad con un pueblo en lucha.
Hoy, tal vez como nunca antes, el gobierno actual debe volver a las raíces del FA para honrar sus definiciones históricas y sus documentos fundacionales, donde surgen los principios básicos de frenteamplismo: “creación histórica permanente del pueblo uruguayo, de concepción nacional, progresista, democrática, popular, antioligárquica, antiimperialista” y, a partir del 6° Congreso Rodney Arismendi, en 2017, “antipatriarcal y antirracista”. Es el riquísimo legado de sus fundadores y de sus continuadores que resistieron con dignidad y coraje a las etapas más represivas de oscurantismo.
En las últimas semanas, voces frenteamplistas han exteriorizado su preocupación y descontento con ciertas posiciones adoptadas por el gobierno. En lo medular, la decepción con la cuestionada actuación de la cancillería a nivel de política exterior y los anuncios de política económica son dos de los elementos más controversiales. “La unanimidad es sospechosa”, escribía Carlos Quijano en su editorial “La lucha es una sola”, en Marcha, el 6 de abril de 1973. Y seguía: “Bolívar llegó cierto día a un pueblo perdido y preguntó quién podía hacerse cargo de los asuntos públicos. De alguien todo el mundo le habló bien. El Libertador desechó el candidato. El hombre era un santo o un hipócrita. Lo segundo previsiblemente más que lo primero. En cualquier caso, no le servía”.
En más de una oportunidad, hemos señalado y subrayado que el concepto de unidad es un principio clave incorporado por el FA desde su fundación, cuyo objetivo estratégico establece que debe figurar en el primer punto del orden del día de toda actividad frenteamplista. Se afianza y enriquece con la libre confrontación de ideas, en discusiones que pueden ser fermentales, pero sobre la base de un profundo respeto por posiciones discrepantes. En ese sentido, consultado la pasada semana el presidente de la República, Yamandú Orsi, sobre la reciente convocatoria de militantes frenteamplistas, expresó: “Bienvenido sea eso, es lo mejor que nos puede pasar. El día que todo el mundo te aplauda, preocúpate”.
El FA sigue siendo un hecho político único en el mundo con su condición dual de coalición y movimiento, estudiado y analizado desde su surgimiento por politólogos, historiadores e investigadores en ciencia política a nivel internacional. Es de pleno derecho una expresión cultural del pueblo uruguayo. Al culminar el acto de fundación del FA en la antesala del Palacio Legislativo, el general Seregni expresó: “Como simple ciudadano, tengo la sensación y la emoción de haber asistido a un acto verdaderamente histórico que concreta, en la formación del FA, el renacer de un pueblo y la estructuración de un movimiento auténticamente popular por profundamente antiimperialista, de claro sentido de liberación nacional para alcanzar la verdadera justicia social y una democracia auténtica”. Síntesis dialéctica de neto cuño frenteamplista, ayer, hoy y siempre.
Miguel Aguirre Bayley es periodista y escritor.