Desde la aparición de los primeros cuatro casos del nuevo coronavirus en Uruguay el viernes 13 de marzo, el Ministerio de Salud Pública ha insistido en comunicar cuáles son las medidas para prevenir la enfermedad y el protocolo en caso de padecer los síntomas.

El fallecimiento de personas a causa de la pandemia es una de las situaciones previstas por las autoridades. Para la realización de velatorios de casos de Covid-19, el MSP dice que debe ser “a cajón cerrado, a los efectos de evitar el contacto con el cadáver, asegurando un máximo de cinco personas en la sala, siguiendo las recomendaciones de no realizar reuniones”.

Además, el MSP explica que los asistentes a los velatorios deberán conservar una distancia de dos metros entre ellos. Además, se desaconseja la asistencia de personas que conforman la población de riesgo, así como de quienes sientan síntomas o tengan “un riesgo mayor de haber contraído la enfermedad”.

Una práctica frecuente en los velatorios es servir café o algún tipo de comida, pero esto tampoco es aconsejable, dice el MSP.

Una de las opciones que propone el Ministerio es que los directores de funerarias ofrezcan una “transmisión en vivo” como “una opción para estos servicios / presentaciones”.

A pesar de que se trata de un momento difícil, se recomienda desalentar el contacto directo entre las familias, “como apretones de manos, abrazos y besos en el servicio o funeral”. Suministrar pañuelos y desinfectantes para manos a base de alcohol para uso de las familias y mantener un suministro adecuado de jabón y toallas de papel en los baños, son las medidas básicas a implementar, dice la cartera.

Para los funcionarios encargados del manejo de los cuerpos de fallecidos por COVID-19, el MSP publicó un texto con las medidas a adoptar. Lo primero que asegura el Ministerio es que las recomendaciones “están basadas en el conocimiento actual que existe del coronavirus SARS-CoV2”, y “podrán ser modificadas de acuerdo a la situación epidemiológica y la nueva evidencia disponible”.

Las recomendaciones se basan en que, hasta ahora, no hay evidencia sólida de infección a partir de cadáveres de personas fallecidas por COVID-19, por lo que lo primero que se prevé es que el personal tenga los mismos equipos que el personal que trata enfermos: sobretúnicas desechables no estériles, guantes desechables no estériles y mascarillas descartables.

También se pide a los funcionarios que orienten a “los familiares que desean despedirse, a evitar el contacto físico con el fallecido y su entorno, así como a adoptar las precauciones de lavado de manos con agua y jabón, uso de mascarilla y sobretúnica. Se debe recomendar a los familiares que deberán ser debidamente lavados y desinfectados todos los objetos o prendas que hayan pertenecido a la persona”.

Sobre el manejo del cuerpo, el protocolo dice que se deberá colocar en una mortaja impermeable, “de preferencia con cierre superior, sin costuras”. “No utilizar mortajas que no sean resistentes a la manipulación o que puedan permitir derrame de fluidos corporales. Una vez cerrada, desinfectar la misma con alcohol etílico al 70%, u otro desinfectante registrado a tal fin en el MSP”.

Además, se pide “limitar el máximo posible la manipulación del cadáver”. “No es aconsejable la realización de autopsias”, agrega el MSP, que pide “transferir el cadáver lo antes posible al depósito después del fallecimiento”.

A las empresas funerarias se les dice que después del acondicionamiento del cadáver en la bolsa impermeable y tras la desinfección con alcohol al 70% u otro desinfectante, la manipulación exterior de la misma o del ataúd no presenta riesgos de trasmisión del Coronavirus.

“Realice el traslado del cadáver de forma habitual”, y “una vez finalizados los procedimientos, desinfectar las superficies contaminadas usando alcohol al 70% u otro desinfectante”.