El bioantropólogo Gonzalo Figueiro, encargado de seleccionar el cráneo a partir del cual el experto en reconstrucción facial forense brasileño Cícero Moraes trabajaría, había dicho a la diaria que “la reacción ante la reconstrucción va a tener mucho que ver con lo que nosotros nos imaginamos que es un uruguayo prehistórico”. Finalmente, la hora de mirar a nuestra antepasada a la cara llegó el jueves 22 en el Museo de Arte Precolombino e Indígena (MAPI). Tras una breve introducción de Facundo de Almeida, director del museo, que modestamente dijo que el mérito era de los otros disertantes –como si llevar adelante el proyecto no fuera suficientemente importante–, y de las palabras de Figueiro –que recordó que la versión “oficial” de que venimos de los barcos es errónea y hay en quienes habitamos el país más genes indígenas de lo que se pensaba–, llegó el turno de que Moraes mostrara el resultado de su trabajo.
Las personas presentes en la sala del MAPI –algunas de pie, ya que fue tanta la curiosidad generada que las sillas para los visitantes se quedaron cortas– no sólo descubrieron entonces cómo se vería nuestra indígena de cuarenta y pocos años hallada en un cerrito de indios de Rocha en la década del 90, sino que hallaron también que Cícero Moraes es todo un showman. En un correcto portuñol y con espacio para bromas y anécdotas, Moraes contó la ciencia detrás de las reconstrucciones faciales a partir de un cráneo –donde valores como la distancia de la piel al cráneo son definidos a través de la estadística o cómo se determina la forma de la nariz–, al tiempo que mostró otros de sus trabajos, que van desde la confección de prótesis para caparazones de tortugas de tierra o picos de tucanes y software para analizar accidentes de tránsito hasta la reconstrucción del rostro de pacientes que sufren cáncer. El final de su disertación llegó con la presentación del rostro de nuestra indígena de Rocha. Y entonces... silencio y fascinación.
Luego de la primera impresión, sucede lo que Figueiro había previsto: uno revisa su idea mental de lo que debiera ser un americano nativo de estas tierras y la contrasta con la imagen de Moraes. Por eso en esta instancia, más que la opinión de los expertos o del cronista, lo que importa es lo que el rostro de esta “abuela” mueve en cada uno. La reconstrucción será incorporada a la exposición permanente del MAPI y en la presentación se abrieron puertas para hacer una impresión 3D pintada por un artista, videos interactivos y otras formas de lograr que el rostro de nuestra antepasada siga vivo entre nosotros.
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