Las declaraciones del senador colorado Pedro Bordaberry en la mañana de ayer se robaron los comentarios de la jornada. El legislador fue entrevistado en el programa Desayunos informales de Canal 12 y allí se refirió a la censura que el Partido Nacional (PN) y al menos parte del Partido Colorado (PC) quieren realizar contra el ministro del Interior, Eduardo Bonomi. “Vamos a pedir que si sigue Bonomi, se llame a elección. ¿O el Frente Amplio [FA] tiene miedo a escuchar la voz de la gente?”, se preguntó el ex presidenciable.

El senador, que será quien interpele a Bonomi, seguidamente profundizó sobre su propuesta, amparada en el artículo 148 de la Constitución: “Se vota la censura, se termina la interpelación y se cita al Senado dentro de 48 horas para analizar la moción; si se aprueba, se convoca a la Asamblea General y ahí vota la censura a Bonomi: entonces o [el presidente Tabaré] Vázquez lo remueve y se acabó el partido o lo mantiene y se llama a elecciones parlamentarias”.

El senador fue consultado acerca de si creía que era tiempo para realizar elecciones y respondió: “¿Te parece que no es momento para cambiar la política de seguridad? ¡Vamos a escuchar a los uruguayos!”. Además dijo que “no se puede hacer una interpelación para la tribuna. Yo estoy dispuesto a interpelar y poner mi cargo a que sea juzgado por la ciudadanía. Ustedes del FA que tanto dicen interpretar el sentir del pueblo, ¿están dispuestos a hacerlo? Es oportuno porque va a ser un cambio en las políticas de seguridad, en las de educación y en las de inserción internacional”. Finalmente remató asegurando que le “encantaría estar en el Ministerio del Interior con todos esos recursos”. “Me tengo una fe bárbara”, confesó.

A pesar del plan del senador, para que este cronograma tenga algún tipo de efecto se necesita obtener una serie de mayorías parlamentarias que la oposición no tiene y Bordaberry menos. Primero, la Cámara de Senadores debería aprobar la moción de censura a Bonomi, que luego debería ser votada también en la Asamblea General. Si en la Asamblea General la censura obtiene más de tres quintos de los votos, el ministro en cuestión debe renunciar. Si es aprobada por mayoría absoluta, el presidente de la República tendrá dos opciones: o acepta la censura y hace renunciar al ministro o, en cambio, mantiene al ministro y llama a elecciones parlamentarias.

Como si fuera poco, la iniciativa de Bordaberry ya generó rispideces en la oposición e incluso dentro del PC. El diputado Conrado Rodríguez (Espacio Abierto) escribió en Twitter: “En desacuerdo con la propuesta. Si bien es constitucional, el país no está acostumbrado al instituto. Es excepcionalísimo”. También el diputado Fernando Amado, uno de los más críticos de Bordaberry, dijo a Montevideo Portal que le produce “rechazo” la propuesta, a la que tildó de “oportunista”. Según sostuvo, son “temas muy delicados como para tratarlos con demagogia”.

En tanto, el senador y líder del Partido Independiente (PI), Pablo Mieres, dijo a la diaria que la propuesta de Bordaberry, “además de inconveniente”, es en los hechos “imposible”. “Se hace un planteamiento que es generar un clima de crispación en torno a un llamado a sala que todavía no ha ocurrido, planteando una eventual disolución del Parlamento que es imposible. Los senadores que han hablado del tema saben que para que pueda activarse la aprobación de la censura, el primer paso es que deban tener mayoría en el Senado. ¿Alguien tiene la mínima duda de que los senadores del FA no van a votar la censura?”, se preguntó. Mieres dijo que su partido tiene una visión crítica con la gestión de Bonomi, aunque reconoce los esfuerzos en la cartera. Según informó, el PI todavía no definió si apoyará la censura del ministro. “Hasta ahora no hemos pedido su renuncia”, recordó.

Otro que criticó la propuesta fue Javier de Haedo, quien ahora se desempeña como asesor del empresario Edgardo Novick. “Parece que algunos senadores se están olvidando de cómo funciona la relación entre poderes en la Constitución”, escribió en Twitter. Tras la respuesta del propio Bordaberry, instándolo a leer los artículos de la carta magna, De Haedo volvió a escribir: “Está bueno... un abogado me pide que lea dos artículos de la Constitución y yo le pido que haga cuentas...”, en clara referencia a que la oposición no cuenta con los votos necesarios para aprobar la censura.

En el PN, de donde salió la idea del voto de censura (a través del senador Jorge Larrañaga), primó el silencio. El presidente del Directorio del PN, Luis Alberto Heber, se limitó a decir que las declaraciones de Bordaberry se enmarcan en lo previsto en la Constitución. “Lo que sería bueno es resolver el tema de la seguridad y con Bonomi no lo vamos a resolver.

Nada simpático

Como era de esperarse, en el FA las declaraciones de Bordaberry cayeron muy mal. La fuerza política convocó a una conferencia de prensa ayer en la noche que contó con una numerosa asistencia de sus legisladores. Allí, el presidente del FA, Javier Miranda, se limitó a leer una declaración firmada por él y las bancadas de ambas cámaras en la que la referencia quedó clara: “Reafirmamos nuestro irrenunciable apego al sistema democrático y a las instituciones que lo representan. Atento a eso, realizamos un llamado a la reflexión serena y razonada, de forma de aportar con sentido constructivo al sistema democrático”, dijo la máxima autoridad del FA, que además recordó que el Poder Ejecutivo había convocado “a todos los partidos a trabajar en conjunto para la construcción de propuestas consensuadas” en seguridad.

También Miranda exhortó a todas las colectividades políticas y a sus máximos representantes “a realizar aportes que contribuyan a un clima de serenidad que posibilite las respuestas que toda la ciudadanía espera”, en el marco de la “institucionalidad democrática y republicana y sin apelar a atajos que generan inestabilidad”.

El senador del Movimiento de Participación Popular Ernesto Agazzi, presente en la conferencia, dijo a la diaria que en América Latina se está “intentando estimular la desconfianza y la inestabilidad” y que “la actitud política de unos cuantos dirigentes” del PN y del propio Bordaberry es “de generar inquietud y desconfianza, que no creo que afecte al sistema institucional del país, pero sí el ánimo de la gente”.

En tanto, otras organizaciones sociales no desaprovecharon la oportunidad para expresarse. La Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay emitió una declaración en la que expresa un rechazo enfático ante “la amenaza de disolución de las cámaras, mecanismo que nos hace recordar las épocas más oscuras de nuestro pasado reciente, como si la renuncia o censura de miembros del Poder Ejecutivo significara la solución al problema que debemos abocarnos a solucionar como sociedad”. Estas propuestas, se asegura, “representan un serio peligro para nuestro sistema democrático”.

La censura en la historia reciente

El único ministro que fue censurado por el Parlamento fue un protagonista de la historia de nuestro país, Jorge Peirano Facio, quien hasta 1969 fue ministro de Industria y Comercio del gobierno del colorado Jorge Pacheco Areco. Tras una interpelación del senador nacionalista Carlos Julio Pereira, se logró aprobar la censura, aunque al año siguiente los legisladores oficialistas verían cómo Peirano Facio se quedaba con la titularidad del Ministerio de Relaciones Exteriores. En 1986 quien tuvo su cargo en juego fue el ministro del Interior Carlos Manini Ríos. Un año después de la vuelta a la democracia, fue el propio presidente de aquel entonces, Julio María Sanguinetti, quien amenazó con utilizar el mecanismo de disolución de las cámaras para evitar que el secretario de Estado cayera. Los propios legisladores recularon en sus intentos de destituir al ministro. Recientemente, en junio de 2012, el Partido Nacional propuso censurar a Bonomi, en una sesión en la que chocaron fuertemente con la bancada colorada. Ambos querían aplicarle el mecanismo al hasta ahora ministro del Interior, pero los nacionalistas pretendían hacerlo apenas el ministro terminara de hablar mientras los colorados no. La moción fue ingresada sólo con las firmas de los blancos, aunque luego, cuando se debatió acerca de la censura, contó con el apoyo tanto de nacionalistas como de colorados. En 2013 se volvió a intentar infructuosamente censurar a Bonomi.