Después de un mes en el que casi se paralizó la actividad teatral, febrero comenzó más fuerte que nunca. Luego de varios reestrenos -como el de la tríada de Sergio Blanco-, mañana llega por segunda vez a Montevideo el Festival Temporada Alta de Girona, que cruza a dos importantes referentes de las artes escénicas: la compañía Timbre 4, del argentino Claudio Tolcachir, que a esta altura se ha convertido en una garantía del mejor teatro, y el evento que ha sido definido por la prensa como “el mejor festival” de España por su programación, que mezcla artistas nacionales y extranjeros, con vocación de incluir nuevos lenguajes y generaciones.

Temporada Alta nació en Cataluña en 1992; en aquella primera edición se presentaron cuatro espectáculos, y en la última, más de 100. Hace cuatro años, decidieron añadir a su tradicional despliegue en las ciudades de Girona y Salt (que se realiza de octubre a diciembre) un traslado a Buenos Aires, en particular al teatro Timbre 4. Este año se desarrollará por segunda vez una instancia en Montevideo -desde mañana hasta el domingo-, se decidió incorporar espectáculos de varios países de América Latina y se agregó una subsede en Lima.

En diálogo con la diaria, el director de Temporada Alta, Narcís Puig, dijo que, en cuanto a la programación, intentan presentar propuestas de formatos y tipologías teatrales muy diversas. “Tenemos representación del teatro de texto con Informe para una academia, de Franz Kafka, estrenado en Temporada Alta en 2014 e interpretado por Ivan Benet -uno de los mejores actores catalanes de teatro de su generación- y dirigida por él mismo y Xavi Ricart, que da una versión aun más humana del personaje de Kafka; El vacío del otro, la nueva creación de la compañía franco-catalana Baro d’Evel Cirk, que está renovando el lenguaje circense cruzándolo con música en directo y aproximándose al lenguaje de la danza; y Mi gran obra, un gran éxito internacional de David Espinosa, que se ha presentado en varios grandes festivales internacionales y en el que, desde un formato minúsculo (pocos espectadores y personajes de unos dos centímetros de altura) se ha inventado un nuevo formato teatral partiendo del teatro de objetos y la creación contemporánea”. Además, Puig explica que, por primera vez, las ediciones de Temporada Alta en Latinoamérica incorporan espectáculos de otras procedencias, intentando complementar y hacer dialogar la escena de los dos lados del Atlántico. “Es el inicio de una nueva aventura que esperemos que tenga un largo recorrido, que presenta en esta edición en Montevideo el teatro documental y político que trae desde México [la compañía] Lagartijas Tiradas al Sol, con su obra de teatro documental sobre el narcotráfico Está escrita en sus campos, después de hacerlo en Temporada Alta en Girona en esta última edición”.

El director cuenta que el festival ha desarrollado un interés muy claro por la escena latinoamericana, además de que lleva muchos años seleccionando obras de países como Argentina, Uruguay, Chile o Brasil. “Esta relación se ha consolidado hasta el punto de que uno de los objetivos prioritarios del festival es servir de puente entre la escena europea y la iberoamericana”, alega.

Así fue como, después de muchos años de estar en contacto con artistas y compañías iberoamericanas, percibieron la importancia de tender un puente en la otra dirección, y colaborar para dar a conocer a los artistas catalanes en Latinoamérica.

“Fue una idea un poco imprecisa, que se concretó mediante una conversación mediante Skype con los productores de Timbre 4 [Maxime Seugé y Jonathan Zak], más centrada en otros temas, como las producciones de Timbre 4 u otras posibilidades, como la de invitar a otros grupos de la escena porteña, pero que fue derivando en la posibilidad de organizar algo en Buenos Aires. A esta conversación le siguieron otras ya más centradas en posibilidades reales de organizar un pequeño festival de teatro catalán en Timbre 4, y así nació Temporada Alta en Buenos Aires. Evidentemente, habría sido imposible sin el conocimiento y la confianza previa existente entre el equipo de Temporada Alta, Claudio Tolcachir y el equipo de Timbre 4. La complicidad y las relaciones continuadas con los artistas y las instituciones son lo que permite crear y consolidar proyectos de este tipo”, asevera.

¿Cuál es la particularidad de Temporada Alta para que la prensa lo identifique como lo mejor de España? Para Puig, eso responde a que el encuentro surgió con el objetivo de crear un festival -en Girona- para acercar al público de esa ciudad espectáculos a los que no podía acceder. Cuenta que el festival ha ido evolucionando, apostando en forma simultánea a la presentación de los grandes artistas y directores nacionales, y a brindar una atención especial a las nuevas generaciones de artistas y a los nuevos lenguajes teatrales. De esta manera, “hay unas cuantas características que hacen distinto Temporada Alta de otros festivales. Por una parte, es un festival de gestión privada pero con un importante soporte financiero público, con una clara vocación de servicio público y de ser un festival nacional. Por otra, ha evolucionado con ambición pero lentamente, y ha conseguido que su público crezca con él y esté abierto a sus propuestas. Actualmente es un festival con una gran participación internacional, con aproximadamente 30 espectáculos de otros países en cada una de las últimas ediciones y que, por otro lado, asume riesgos en su programación, en la que aproximadamente un tercio de las obras presentadas son estrenos absolutos. El equilibrio entre espectáculos consolidados y riesgosos es sin duda también uno de sus puntos fuertes”, evalúa Puig.

Consultado sobre la recepción del teatro catalán en Buenos Aires, el director la considera muy positiva, ya que no sólo es la cuarta edición de Temporada Alta que realizan en esa ciudad, sino que, además, advierten que cada año el encuentro se consolida más como un momento esperado de la cartelera independiente. “Hemos tenido que añadir representaciones de Mi gran obra a petición del público, y muchas funciones fueron a sala llena. En Montevideo, el festival es mucho más joven, empezamos el año pasado y quedamos contentos; nuestro objetivo es seguir en este camino, trabajar para que se vaya consolidando y dar a conocer al público de Montevideo el teatro catalán. Yo creo que el teatro catalán y el uruguayo son bien distintos, y esto es lo que hace interesante el intercambio. Propuestas como Mi muñequita, Bienvenido a casa o Tebas Land conectaron mucho con el público de Girona, y estamos seguros de que las propuestas del festival van a conectar con el público montevideano”, afirma.

A principios de 2015, Claudio Tolcachir decía a la diaria (ver: www.ladiaria.com.uy/ADxs) que el lugar del teatro independiente era el de la experimentación, y que los espectadores de ese teatro eran un público que desafiaba, precisamente por buscar nuevas formas de comunicación y de lenguaje. Al conocer la programación de Temporada Alta parece que esa consigna vuelve a imponerse, con nuevos desafíos.

Para agendar

Está escrita en sus campos (mañana y el jueves a las 21.00). Francisco Barreiro, director de la compañía mexicana Lagartijas Tiradas al Sol, llega con esta propuesta de teatro documental que cuenta la historia del narcotráfico en México desde principios del siglo XX hasta hoy, al mismo tiempo que narra la historia del Tigre, un rapero y narcotraficante al menudeo. La obra surgió de un largo proceso de investigación histórica, escénica y actoral, a partir de la inquietud de encontrar una explicación al narcotráfico mexicano. La gacetilla de prensa incluye preguntas como ¿en qué momento el tráfico de drogas se convirtió en un asunto de seguridad nacional?; ¿quiénes lo controlan?; ¿cómo nació el narcotráfico?; ¿cómo un campesino pasa a ser narcotraficante?, e incluso algunas que apuntan a particularidades sociales y geográficas, como ¿por qué en Ciudad Juárez hay miles y miles de asesinatos, mientras en El Paso (Texas), a pocos metros de ahí, los asesinatos se cuentan con una sola mano?, sugiriendo una ausente estrategia gubernamental para enfrentar este problema que se ha vuelto una excusa funcional para varias fallas del sistema. Barreiro explicó a Página 12 su expectativa con respecto a que la obra trascienda los límites mexicanos: “En su libro CeroCeroCero, Roberto Saviano dice que ‘quien no conoce México no puede entender cómo funciona hoy la riqueza en este planeta’. Fuera de México es poco y mal conocida la historia del narcotráfico. Considero que por estas razones es fundamental el tema. Más allá de que suceda en mi país, es un fenómeno mundial que nos impacta a todos”.

Mi gran obra (jueves: 18.00, 19.30 y 21.00 en el Centro Cultural de España, con un cupo limitado de 20 personas por función). El catalán David Espinosa está convencido de que, si tuviera un presupuesto ilimitado, montaría una gran obra con 300 actores en escena, una orquesta militar, banda de rock, animales, coches y helicópteros. Pero como no es así, despliega un innovador formato de teatro a partir de pequeños objetos, trabajando con figuras en miniatura y, a la vez -según adelanta la gacetilla-, cuestionando a los grandes proyectos artísticos.

Informe para una academia, de Franz Kafka (viernes en doble función: 20.00 y 22.30). Este trabajo de Ivan Benet se basa en el cuento homónimo que Franz Kafka escribió en 1917, uno de los pocos textos que vio publicados en vida. El relato se centra en un simio que debe explicarle a un grupo de científicos azorados cómo fue que de su estado salvaje original pasó a civilizarse y recibir la misma educación que cualquier ser humano. A diferencia de su legendaria y recordada obra La metamorfosis, en la que un pobre tipo acaba convertido en monstruoso insecto sin saber por qué, aquí las cosas ocurren a la inversa, y en la pieza el simio, humanizado y triunfador en el mundo del espectáculo, expone las razones de su transformación.

El vacío del otro (sábado a las 21.00 y domingo a las 20.00). La propuesta catalana cierra con una de las compañías de circo joven más reconocidas de Europa, Baro d’Evel Cirk, que fusiona clown, equilibrio y danza. Este dúo franco-catalán, formado por Camille Decourtye y Blaï Mateu Trías, integra danza, teatro, música y circo, con una puesta en escena minimalista construida a partir de un movimiento constante entre los altibajos del humor y el amor.