El límite máximo de fósforo que fija la normativa uruguaya para los ecosistemas acuáticos es de 25 microgramos por litro. El río Negro tiene una concentración de entre 80 y 90 microgramos por litro. Las cianobacterias, que tienen efectos tóxicos para animales y humanos, se forman cuando hay concentraciones de fósforo de entre 30 y 50 microgramos por litro. Esto explica la fuerte presencia que tienen estas sustancias tóxicas en el río Negro, que han determinado incluso la muerte de ganado por beber agua. Luis Aubriot y Guillermo Chalar, científicos de la sección Limnología del Instituto de Ecología y Ciencias Ambientales de la Facultad de Ciencias, advierten que el río Negro está en una situación ambiental “crítica”.

Los expertos fueron convocados por el Proyecto UPM del media lab de la diaria (ver recuadro) para estimar el impacto que tendría la instalación de una pastera como la que proyecta la empresa finlandesa a orillas del río Negro, a partir de la información de la que se dispone: una producción anual de dos millones de toneladas de celulosa, y una ubicación estimada aguas arriba de la represa de Baygorria.

En primer lugar, los científicos puntualizaron que la planta de UPM de Fray Bentos es la industria que tiene los mayores controles del país y la que utiliza tecnología más avanzada. A la pastera finlandesa se le permite verter 74 kilos de fósforo por día, mientras que a la planta de Montes del Plata se le permite verter 140 kilos. Al resto de las industrias del país, en base a una normativa de la década del 70 alejada de los estándares actuales a nivel internacional, se les permite cinco miligramos por litro, independientemente del volumen de sus efluentes.

Se estima que UPM aporta al río Uruguay 0,02% del fósforo total. Aubriot explicó que su aporte es tan escaso porque el factor de dilución en el río Uruguay “es enorme”, pero que a nivel local, el impacto sería el equivalente a una ciudad de 34.000 habitantes sin saneamiento (Fray Bentos tiene 19.000 habitantes). Por otra parte, la planta ha superado en varias instancias los límites permitidos de fósforo en sus efluentes. Por ejemplo, en la media anual de 2016 superó los límites establecidos, señalaron Aubriot y Chalar. La empresa se comprometió a implementar un sistema de tratamiento adicional para mejorar su capacidad de depuración del agua y así cumplir con los estándares. También proyecta incorporar un sistema de medición continua de fósforo.

Sin embargo, hay diferencias relevantes entre la planta de celulosa de UPM instalada en Fray Bentos y la planta que se ubicaría próxima a Paso de los Toros. La primera de ellas tiene que ver con el caudal de dilución de sus efluentes. La planta de Fray Bentos diluye en el río Uruguay, que posee un caudal diez veces mayor al del río Negro. A esto se suma que el río Negro tiene numerosos embalses, y la retención de agua favorece la reproducción de las cianobacterias. A la vez, tiene un trazado sinuoso, con zonas con muy escaso caudal.

La concentración actual de cianobacterias en el río Negro es un efecto combinado de la producción agropecuaria y los vertidos industriales, y el incremento en las concentraciones se empezó a notar a partir de mediados de la década pasada. Chalar, que realizó estudios sobre el agua del río Negro en convenio con UTE hasta hace dos años, señaló que hay registros y estudios de mortandad del ganado por tomar agua de la orilla. Indicó que en el embalse de Baygorria “han muerto vacas” a las que se les han hecho estudios y “tienen la toxina en la sangre”.

Un problema adicional del modelo forestal en cuanto a su impacto en el agua tiene que ver con los lugares en los que se foresta. La cuenca del Santa Lucía, de donde se extrae la mayor cantidad de agua para consumo humano, está forestada en sus nacientes, y entre 10% y 25% del agua de la cuenca se la llevan los árboles. Esto, que puede parecer un porcentaje menor, en el estiaje es “la diferencia entre tener o no tener agua”, señaló Chalar. Aubriot sostuvo que en 2015, durante una sequía en invierno, Montevideo vivió un fenómeno de escasez de agua. “En Montevideo hemos pasado por puntos críticos de escasez de agua, cuando los niveles de los embalses llegaron a su cota más baja”, recordó.

Fosforados

Los científicos estiman, en base a las variables que se conocen, que una pastera con las condiciones establecidas a orillas del río Negro aumentaría en promedio entre 4% y 8% el nivel de fósforo del río, y en el estiaje -en momentos en que las aguas están en su nivel más bajo-, lo aumentaría entre 20% y 30%. Chalar enfatizó que se deben disminuir los vertidos que ya realizan las industrias y las ciudades al río Negro, y que “cualquier aporte” adicional de fósforo “va a ser malo”. “Si ustedes me preguntan cuál va a ser el impacto que va a tener [la eventual instalación de la pastera en esa zona], contesto que va a ser horrible, malo, porque el río ya está mal, y cualquier cosa que se le agregue es comida para que crezcan las cianobacterias”, advirtió.

Aubriot complementó que los embalses del río Negro potencian este efecto perjudicial. “El río Negro tiene niveles de fósforo muy bajos en comparación con el Santa Lucía, pero tiene efectos totalmente amplificados, y eso se da por la presencia y el funcionamiento de los embalses: son muy irregulares, retienen el agua mucho tiempo, y ahí es donde crecen las microcistinas”, afirmó.

Chalar sostuvo que ya se registró la presencia de algas “altamente tóxicas, particularmente en el embalse que va a recibir todo [los efluentes], que es Palmar”.

Aubriot advirtió que el impacto de una pastera con ese volumen de producción en el río Negro sería “muy significativo, muy negativo”. “Dada la carga de organismos que hay en el agua y su estado fisiológico, habría una amplificación del fenómeno [de las cianobacterias]. Eso es un problema para los pobladores de las ciudades y para el ganado. Va a haber más floraciones y su biomasa, va a ser más difícil potabilizar el agua, el ganado no va a poder acceder a tomar agua”, sostuvo Aubriot.

Un experimento

El media lab de la diaria busca, por medio de la interacción con los suscriptores del diario y la comunidad, intercambiar visiones y generar conocimiento. Pretende ser un laboratorio para la investigación y producción de nuevos formatos periodísticos, en un entorno colaborativo. El proyecto que analiza los efectos de la eventual instalación de una segunda pastera de UPM en el país tuvo una primera instancia el año pasado, centrada en temas de infraestructura, en particular en los impactos y alternativas del trazado férreo para transportar la producción de la pastera. El jueves, en la diaria, la discusión con suscriptores y expertos se centró en las consecuencias de la instalación de una planta de este porte para las aguas del río Negro.