La Agrupación de Egresadas y Egresados de Agronomía (AEEA) emitió un comunicado calificando los incendios que tuvieron lugar a finales de diciembre y comienzos de enero en Paysandú y Río Negro como “sin precedentes”. Señalan que en gestión ambiental se tendrían que contemplar tres etapas: prevención del evento, confrontar el evento y recuperación y vuelta a la etapa de prevención.

Desde el colectivo llaman a reflexionar sobre “lo que ocurrió y ocurre en las megaplantaciones de monocultivos de árboles exóticos en manos de corporaciones nacionales muy poderosas y sin control alguno”. A su vez, contrastan la situación con plantaciones nacionales de menor extensión donde hay “control de podas y raleos” que permiten “la coexistencia con pequeños productores, el desarrollo de un complejo industrial nacional y a escala nacional”.

Plantean que para llevar adelante la recuperación y vuelta a la etapa de prevención es necesario un compromiso para que la Universidad de la República se involucre en el “necesario proceso de generación y aplicación de conocimiento” que busque “el restablecimiento de ecosistemas afectados”, especialmente el monte nativo y el campo natural.

“Somos conscientes de que la lucha por la tierra no es sólo una cuestión económica, es el derecho a defender una forma de vida que es la que se desea para uno y para la familia, pero es también construcción de soberanía y seguridad alimentaria y que cada trozo de tierra que controlan los sectores populares está en disputa y amenazado por el modelo dominante”, manifiesta la AEEA en el comunicado.

“Tomemos de la tierra y del agua para mayores ganancias”

Anahit Aharonian es ingeniera agrónoma, diplomada en Gestión de Políticas Ambientales e integrante de AEEA. Afirmó que el modelo de las empresas forestales transnacionales es “extractivista” y se basa en el “aumento del producto bruto interno y ganancias que se han obtenido a expensas del capital ambiental”. “¿Por qué se opta por la explotación de nuestros bienes naturales?”, inquirió. Comentó que se suele llamar a los bienes naturales “recursos” y “recurso es un concepto de la economía”. “El concepto es: tomemos de la tierra y del agua todo lo que podamos para sacar mayores ganancias. De esta forma aumenta el producto bruto interno. ¿A expensas de qué? Del capital ambiental que no se contabiliza: es la pérdida de agua, la degradación del suelo, la pérdida de diversidad y hábitat –que ahora con el incendio fue terrible–, también el deterioro de las funciones ecosistémicas”, explicó.

La ingeniera agrónoma dijo que hay plantaciones forestales que impiden la “absorción, depuración y retención del agua que va a ir a las napas, arroyos y ríos”. “Lo impide por la compactación del suelo, porque hay una salinización en la parte subterránea de los suelos, una eutrofización en la parte superficial de estos, hay una erosión de los suelos. Aumentan, por un lado, las inundaciones, porque el agua no puede penetrar y las zonas bajas se inundan; mientras que en las zonas donde el agua no puede penetrar porque hay incapacidad del suelo para absorber, por falta de porosidad, se dan las sequías”, desarrolló. Sumó que en muchos casos se adjudica al cambio climático lo que es un cambio de los usos de las tierras. Por otro lado, planteó que al haber monocultivos de grandes extensiones también se “atenta contra la biodiversidad” y contra los procesos naturales de formación del suelo.

“A las funciones ecosistémicas nos las da gratis la naturaleza, no tienen valor en el mercado. ¿Cómo habría que contabilizarlas? Si las empresas que llevan adelante estas producciones tuvieran que contabilizar el capital ambiental, no podrían hacer nunca estas plantaciones, porque les darían números en rojo”, manifestó.

Apuntó que otra transformación importante radica en que las poblaciones locales y los pequeños productores sean desplazados y tengan que migrar a otro lugar. “En un momento se festejó mucho que con este modelo forestal subía el precio de la tierra y de los alquileres. ¿Quién celebra eso? Un trabajador no puede acceder a la tierra y no puede alquilar una casa más cara”, indicó.

Aharonian declaró que hay una concentración, latifundización y extranjerización de la tierra, y agregó: “Nosotros no somos dueños de nuestros territorios, estamos perdiendo posibilidades de que nuestros pequeños y medianos productores tengan plantaciones que nos permitan una soberanía alimentaria. Y si hablamos de soberanía alimentaria, necesitamos nuestras tierras, suelos y agua en las mejores condiciones posibles”.