“¿Qué hacemos con el agua?” fue la pregunta elegida para darle nombre al conversatorio que coordinó la Sociedad de Arquitectos del Uruguay (SAU) en la tarde de este jueves. Con dos mesas de debate integradas por representantes del gobierno, miembros de la academia y gestoras de las intendencias de Montevideo y Canelones, la actividad propuso discutir sobre un recurso que “no es infinito”, con “la mirada hacia el futuro” para encontrar “puntos en común” que definan líneas de acción.

El primer módulo, enfocado en “Políticas públicas, escenarios, estrategias y programas”, fue abierto por el subsecretario de Ambiente, Gerardo Amarilla, quien dijo que más allá de la crisis hídrica, hay que comenzar a pensar en una “nueva realidad” que se consolida tras tres años de sequías. Ante este escenario, Amarilla consideró que “más que nunca” hay que instalar “una visión multidimensional” en materia de recursos hídricos, superficiales y subterráneos, pues existen “zonas grises de conocimiento” en cuanto a las capacidades de extracción y el potencial de los territorios.

Asimismo, el subsecretario de Ambiente destacó, como varios de los oradores que le siguieron, la necesidad de incorporar el hábito de la reutilización del agua, que “no es común en Uruguay” pero se aplica en varios países cercanos, como Chile, Brasil y México, tanto para la agricultura como para usos industriales y generación de energía. Según indicó, pensar en “un uso más sostenible, con una concepción de utilización circular”, supone también incorporar “un agregado importante de tecnología”.

Por último, Amarilla planteó que es necesario generar un “cambio cultural” en toda la sociedad y reflexionar sobre el uso y la administración del agua. No hacerlo significaría que “de nada ha servido lo que hemos vivido”, consideró, antes de afirmar que es fundamental “contribuir a ese cambio y que se dé lo antes posible”.

El siguiente orador fue el ingeniero agrónomo Manuel Chabalgoity, quien subrayó que la transformación de los recursos naturales es consecuencia de decisiones que actores públicos y privados tomaron “de manera muy sectorial”. Agregó que es “relevante poder consensuar un proceso sociocultural que permita resignificar política y socialmente el rol del Estado” como intérprete del interés general, y en ese sentido, dijo, urge desarrollar un “nuevo proyecto territorial de país” que sea “de largo aliento” y “supere las grandes disfunciones y procesos negativos del modelo actual”.

Por otra parte, la directora de Planificación de la Intendencia de Canelones (IC), Virginia García, contó cuáles han sido los procesos de planificación territorial del gobierno departamental y explicó que apuestan a construir “una mirada transversal del territorio, para ser capaces de liderar un modelo territorial sostenible”.

El plan de la intendencia canaria implica definir medidas de usos de suelos, restringir algunos usos urbanos del suelo e implementar medidas constructivas “para minimizar los impactos en la población que reside en estos lugares”, enumeró García. También buscan incorporar instrumentos de ordenación y de gestión de herramientas, trabajar en los procesos urbanos de infraestructura con medidas verdes y fomentar la participación ciudadana para que las personas puedan “trabajar con el Estado desde las bases”.

“Aprovechar las crisis como oportunidades” fue la consigna que utilizó el ingeniero Daniel Greif, quien expresó que “identificar esas oportunidades implica entender esa crisis y evaluar alguna de las causas”. En ese sentido, afirmó que el problema “es de las reservas de agua dulce de OSE” y, aunque aclaró que no es la única, aseguró que “fundamentalmente es la empresa la que tiene la responsabilidad”. Lo que ha sucedido durante los últimos meses se debe a que “faltó la infraestructura necesaria”, y eso “refleja múltiples debilidades no sólo en OSE, sino en todo el ecosistema”.

De cara al futuro, Greif dijo que hay que “retomar el Plan Nacional de Aguas”, aprobado en 2017, además de “revisarlo, mejorarlo y asignarle recursos”. Si se mira hacia el pasado, es posible encontrar al menos tres programas o proyectos que podrían servir para abordar la situación actual; ahora, el “gran desafío” es implementarlos, declaró.

Finalmente, el geólogo Alberto Manganelli se refirió a “la gran olvidada en las planificaciones y las políticas: el agua subterránea”. Según explicó, durante los últimos tiempos Uruguay se enfrentó a un “desarrollo no planificado” de este tipo de recurso, con “un montón de pozos en el país”, y eso es algo que urge transformar. “No sabemos qué es lo que estamos haciendo, en muchos casos”, y es fundamental que ese desconocimiento se supere porque el agua subterránea “tiene un rol estratégico en algunos casos”, como en la producción hortifrutícula en ciertas zonas y en el abastecimiento a la población.

“Venimos realmente rezagados”, lamentó el geólogo. Para revertir el estado actual y trabajar en una actualización es pertinente la “coordinación interinstitucional” y contar con “información básica para determinar dónde tenemos un acuífero, cuál es su dimensión, dónde es su área de recarga”, consideró.